222 - TINTÍN, EL NIÑO AVISPA
TINTÍN, EL NIÑO AVISPA
Tintín
volvía otra vez a casa sin merienda. Como casi siempre, uno de los chicos
mayores se la había quitado, amenazándole con pegarle una buena zurra. De
camino, Tintín paró en el parque y se sentó en un banco tratando de controlar
su enfado y su rabia. Como era un chico sensible e inteligente, al poco rato lo
había olvidado y estaba disfrutando de las plantas y las flores. Entonces,
revoloteando por los rosales, vio una avispa y se asustó.
Al
quitarse de allí, un pensamiento pasó por su cabeza. ¿Cómo podía ser que
alguien muchísimo más pequeño pudiera hacerle frente y asustarle? ¡Pero si eso
era justo lo que él mismo necesitaba para poder enfrentarse a los niños mayores!
Estuvo un ratito mirando los insectos, y cuando llegó a casa, ya tenía claro el
truco de la avispa: el miedo. Nunca podría luchar con una persona, pero todos
tenían tanto miedo a su picadura, que la dejaban en paz. Así que Tintín pasó la
noche pensando cuál sería su "picadura", buscando las cosas que
asustaban a aquellos grandullones.
Al
día siguiente, Tintín parecía otro. Ya no caminaba cabizbajo ni apartaba los
ojos. Estaba confiado, dispuesto a enfrentarse a quien fuera, pensando en su
nuevo trabajo de asustador, y llevaba su mochila cargada de
"picaduras".
Así,
el niño que le quitó el bocadillo se comió un sandwich de chorizo picantísimo,
tan picante que acabó llorando y tosiendo, y nunca más volvió a querer comer
nada de Tintín. Otro niño mayor quiso pegarle, pero Tintín no salió corriendo:
simplemente le dijo de memoria los teléfonos de sus padres, de su profesor, y
de la madre del propio niño; "si me pegas, todos se van a enterar y te
llevarás un buen castigo", le dijo, y viéndole tan decidido y valiente, el
chico mayor le dejó en paz. Y a otro abusón que quiso quitarle uno de sus
juguetes, en lugar de entregarle el juguete con miedo, le dio una tarjetita
escrita por un policía amigo suyo, donde se leía "si robas a este niño, te
perseguiré hasta meterte en la cárcel".
La
táctica dio resultado. Igual que Tintín tenía miedo de sus palizas, aquellos
grandullones también tenían miedo de muchas cosas. Una sola vez se llevó un par
de golpes y tuvo que ser valiente y cumplir su amenaza: el abusón recibió tal
escarmiento que desde aquel día prefirió proteger a Tintín, que así llegó a ser
como la valiente avispita que asustaba a quienes se metían con ella sin
siquiera tener que picarles.
Pedro Pablo Sacristán
1.- ¿Por qué Tintín
no se comió la merienda?
2.- ¿Cómo iba de ánimos
Tintín cuando se sentó en el parque?
3.- ¿Por qué se
asustó Tintín cuando vio la avispa?
4.- Tintín estuvo
pensando cuáles serían sus picaduras. ¿Serían sus picaduras igual que las de
las avispas?
5.- Empareja estas
palabras con sus significados:
1 zurra 2 sensible 3 táctica
4 cabizbajo 5 escarmiento
6.- ¿Con qué ánimos
iba Tintín al colegio cuando decidió actuar igual que las avispas?
7.- Escribe aquí las
picaduras (amenazas) de Tintín:
-
-
-
8.- ¿Siempre le
dieron resultado las amenazas a Tintín?
9.- Cuenta algún caso
que conozcas de niños/as abusones.
10.- ¿Qué opinas tú
de los niños y niñas que son unos “abusones?