260 - HISTORIA DE ALEJANDRO Y SAMUEL
HISTORIA DE ALEJANDRO Y SAMUEL
Cuentan los antiguos libros que en la
ciudad egipcia de Tebas vivía un hombre joven llamado Alejandro. Y en el mismo callejón de Alejandro
habitaba otro hombre llamado
Samuel.
Un día en que Alejandro paseaba por su
calle, vio cómo Samuel, muy enfadado, regañaba a un niño que le había pedido un
vaso de agua.
¿Por qué me molestas? El agua cuesta
mucho dinero. Ve a beber al río y no vuelvas por aquí.
Alejandro pensó que Samuel se merecía
un buen escarmiento. Y al instante se le ocurrió una idea.
Ni corto ni perezoso, Alejandro se
acercó a casa de su vecino y le saludó muy cortésmente:
- Buenos días, amable vecino – le dijo
-. Hoy viene a visitarnos el prometido de mi hija, que es un hombre rico.
Queremos invitarle a comer, pero no tenemos cucharas suficientes. Si me
prestaras tú una, mañana mismo te la devolvería. Seguro que los dioses sabrán
recompensar tu generosidad.
Samuel miró desconfiado a su vecino,
pero no pudo negarse a su petición. Al fin y al cabo, pensó, no perdía nada por
prestarle una cuchara durante unas horas.
Al día siguiente, Alejandro regresó
alborozado a la casa de Samuel con la cuchara.
- ¡Oh, querido Samuel – le dijo -, he
de darte una excelente noticia! Esta noche, tu cuchara ha tenido una hija. Aquí
tienes tu cuchara junto a su pequeña.
- ¡Alabados sean los dioses! –exclamó Samuel- ¡Qué
cucharita más bonita! Sin duda, tú has sido el intermediario en este regalo
divino.
Pasaron unos días y Alejandro se
presentó otra vez en casa de Samuel.
- Buenos días, generoso vecino - le
saludó Alejandro- . Hoy viene a visitarnos el prometido de mi hija con sus
padres para concertar los detalles de la boda. Queremos que coman en casa, pero
la cazuela que tenemos en muy pequeña. Si me pudieras prestar tú una cazuela,
mañana mismo te la devolvería. Seguro que los dioses volverán a recompensar tu
generosidad.
Samuel recordó lo que había ocurrido
con la cuchara y al momento trajo la cazuela rogándole a Alejandro que la
cuidara mucho y la devolviera como muy tarde al día siguiente.
Y así fue. Al día siguiente, Alejandro
volvió a casa de Samuel con dos cazuelas bajo el brazo.
- ¡Oh, querido Samuel! - le dijo -.
Los dioses han querido premiarte una vez más. También tu cazuela ha tenido una
hija durante la noche. Aquí tienes tu cazuela junto a su pequeña.
- ¡Qué cazuelita más bonita! – exclamó
Samuel -. No hay duda de que los dioses ven mis virtudes a través de tus ojos.
Unas semanas después, Samuel vio pasar
ante su casa a Alejandro. Parecía triste, y Samuel le llamó:
- ¿Qué te pasa, Alejandro? - le
preguntó Samuel.
- Pues resulta que mañana se
celebrarán las bodas de mi hija y no tenemos vajilla suficiente para dar de
comer a todos los invitados. Temo que la familia de mi futuro yerno se ofenda y
la boda no llegue a celebrarse.
- Yo te puedo dejar mi vajilla- le
dijo Samuel recordando lo ocurrido con la cuchara y la cazuela -. Pero sólo por
un día, porque es muy valiosa.
- No sabes cuánto agradezco tu
generosidad. Los dioses te darán pronto lo que mereces.
Transcurrieron unos días desde que
Alejandro se llevó la vajilla y, como no la devolvía, Samuel decidió
presentarse en casa de su vecino.
- Querido vecino –dijo Samuel-, hace
ya unos días que te presté mi valiosa vajilla y todavía no me la has devuelto.
No es que haya perdido la confianza en ti, pero…
- ¡Ay, querido vecino; no sabes qué
disgusto tengo! - se lamentó Alejandro -. ¡Pobre vajilla! ¡Que los dioses la
tengan en su reino! ¡Nunca pensé que tendría que darte una noticia así!
- Pero, ¿qué ha ocurrido? - preguntó
Samuel impaciente.
- ¡Pues que esa misma noche tu vajilla
murió!
- ¡Por todos los dioses! - exclamó
perplejo Samuel-. ¿Es que acaso puede morir una vajilla?
-Sin duda, los mismos dioses que
hicieron que la cuchara y la cazuela tuvieran hijos han hecho que la vajilla
pueda morir. Sólo nos queda acatar los designios divinos.
Y Alejandro cerró su puerta dejando a
Samuel con tres palmos de narices.
1. ¿Por qué Alejandro pensó que Samuel
se merecía un escarmiento? Porque r
2. ¿Qué excusa utilizó Alejandro para
pedirle a la vajilla?
3. ¿En qué momento le devolvió la
vajilla?
4. Al principio, Samuel desconfía de
Alejandro. ¿Mantiene esta actitud durante todo el cuento?
5. ¿Qué crees que quiso expresar
Alejandro cuando dijo que la vajilla había muerto?
6. ¿Qué te parece la forma en que actuó
Alejandro?
7. ¿Crees que
realmente Samuel merecía un escarmiento?
8. ¿Cómo crees que es
el carácter de los protagonistas? Compara los rasgos de cada uno de los dos
personajes.
9. ¿Qué significa la
expresión: “dejó a Samuel con tres palmos de narices”?
10.- Comenta estos
dos refranes:
- “Según
siembres cosecharás”
- “Quien roba a un ladrón tiene cien años de
perdón”