Subrayado |
Subrayar no es solamente poner una raya, de algún color, debajo del algunas palabras o frases. Además de esto, y principalmente, es distinguir las ideas principales de las secundarias. Con el subrayado se obliga a seleccionar las ideas básicas de cada epígrafe y de cada lección.
Este ejercicio intelectual ya es de por sí de gran utilidad y exige un considerable esfuerzo porque obliga a la selección crítica de las ideas. Pero además facilita el estudio en ocasiones posteriores, ya que con sólo leer las palabras y frases subrayadas se tiene un conocimiento completo de toda la lección.
Tanto el subrayado como las anotaciones al margen son muy personales y cada uno lo hace según su peculiar forma de ser. Sin embargo, se pueden señalar una serie de reglas generales para hacer un buen subrayado.
Antes de subrayar, leer la lección entera para tener una idea general de la misma.
Sólo se debe subrayar en los libros propios y no es aconsejable estudiar en libros subrayados por otro estudiante porque las palabras y frases no son significativas.
Usar lápiz rojo (o raya doble) para subrayar las ideas principales, los datos esenciales y las definiciones.
Usar lápiz azul (o raya sencilla) para subrayar las ideas secundarias que deben ser recordadas y el resto de los datos (nombres, fechas, obras, etc.) y los ejemplos que demuestran la idea principal.
Marcar con una línea vertical en el margen cuando todo el párrafo debe ser subrayado. De esta forma se evita tener que subrayar todas las líneas.
Se pueden utilizar otros signos gráficos como el redondeado para resaltar una numeración o clasificación en un esquema; el recuadro, para destacar enunciados, nombres o fechas clave; el signo de interrogación, cuando se tengan indicios de que lo expresado puede ser un error; la admiración, cuando se necesite comprobar una afirmación; el punto, cuando se tenga que completar con otras lecturas, etc.
No obstante, cada estudiante debe crearse su propio código de signos gráficos según sus necesidades. En este curso utilizaremos la raya doble de color rojo y la raya sencilla de color azul.
Subrayar de tal manera que sea posible leer continuadamente todas las partes subrayadas, aunque estén en distintas líneas y que lo leído forme un pensamiento coherente.
Se ha de subrayar poco. Por regla general sólo del 25% al 30% de las palabras, aunque esto depende de los textos.
Arturo Ramo García
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