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Las obras públicas romanas se dividían en obras militares y obras civiles.
Obras militares
Los campamentos eran los lugares donde se establecía de forma temporal o permanente el ejército romano. Muchos campamentos se convirtieron, con el tiempo, en centros estables de población. Es el caso de la ciudad de León.
Las murallas servían para proteger una población de los ataques enemigos. Las murallas podían tener un espesor de hasta diez metros. En Tarragona encontramos un buen ejemplo de muralla romana.
Las obras civiles servían para ofrecer servicios y mejorar la calidad de vida en las ciudades romanas.
Roma construyó calzadas y vías, que servían para vertebrar el territorio y unir las distintas ciudades.
Los acueductos servían para conducir agua, especialmente para el abastecimiento de las poblaciones, que a menudo eran muy numerosas.
Debajo de las ciudades se construyeron redes de alcantarillado, que servían para eliminar los deshechos orgánicos y mantener la higiene.
Las termas eran baños públicos de agua caliente o fría que también se utilizaban como espacio de reunión.
Los romanos eran muy aficionados a los espectáculos, y por esto construyeron muchos teatros, anfiteatros y circos, donde se representaban obras dramáticas y otros espectáculos.
El templo era una construcción religiosa que servía para adorar a los distintos dioses romanos.
Pero el lugar más importante de las ciudades romanas era el Foro, que servía para comerciar, administrar justicia y tomar decisiones políticas.
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