2.1.4. Otros tipos de descripción. ESO
Tras haber visto muestras de descripciones referidas a personas, animales y lugares, vamos a dedicar este breve apartado a otras descripciones: objetos, sentimientos… Enlazando con las descripciones de lugares podemos encontrarnos con que lo que se describa sea un edificio concreto, como en el caso que sigue:
Dos caras, como algunas personas, tiene la parroquia de San Sebastián…, mejor será decir la iglesia, dos caras que seguramente son más graciosas que bonitas: con la una mira a los barrios bajos, enfilándolos por la calle de Cañizares; con la otra al señorío mercantil de la plaza del Ángel. Habréis notado en ambos rostros una fealdad risueña, del más puro Madrid, en quien el carácter arquitectónico y el moral se aúnan maravillosamente. En la cara del Sur campea, sobre la puerta chabacana, la imagen barroca del santo mártir, retorcida, en actitud más bien danzante que religiosa; en la del Norte, desnuda de ornatos, pobre y vulgar, se alza la torre, de la cual podría creerse que se pone en jarras, soltándole cuatro frescas a la plaza del Ángel. Por una y otra banda, las caras o fachadas tienen anchuras, quiere decirse, patios cercados de verjas mohosas, y, en ellos, tiestos con lindos arbustos, y un mercadillo de flores que recrea la vista. En ninguna parte de aquí advertiréis el encanto, la simpatía, el ángel, dicho sea en andaluz, que despiden de sí, como tenue fragancia, las cosas vulgares, o alguna de las infinitas cosas vulgares que hay en el mundo. Feo y pedestre como un pliego de aleluyas o como los romances, el edificio bifronte, con su torre barbiana, el cupulín de la capilla de la Novena, los irregulares techos y cortados muros, con su afeite barato de ocre, sus patios floridos, sus hierros mohosos en la calle y en el alto campanario, ofrece un conjunto gracioso, picante, majo, por decirlo de una vez. Es un rinconcito de Madrid que debemos conservar cariñosamente, como anticuarios coleccionistas, porque la caricatura monumental también es un arte. Admiremos en este San Sebastián, heredado de los tiempos viejos, la estampa ridícula y tosca, y guardémosle como un lindo mamarracho.
Benito Pérez Galdós, Misericordia
En él se nos retrata la iglesia de San Sebastián mediante el recurso de dotarla de caracteres humanos con lo que intenta el narrador que la sintamos más cercana.
También elementos de la naturaleza son descritos, bien como parte de un texto más amplio, bien de un modo individual. Encontramos en el ámbito de la poesía frecuentes descripciones de este tipo, dotadas, como es lógico en un texto poético, de una gran carga de subjetividad. El poema que leerás a continuación es un soneto muy famoso de Gerardo Diego, dedicado al ciprés que se alza en el Monasterio de Silos, fíjate en cómo el autor se centra más en aspectos espirituales que en los rasgos físicos del árbol:
Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.
Mástil de soledad, prodigio isleño;
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llego a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño.
Cuando te vi, señero, dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto en cristales,
como tú, negra torre de arduos filos,
ejemplo de delirios verticales
mudo ciprés en el fervor de Silos.
Otro ejemplo de descripción de una planta lo tenemos en el siguiente soneto de Carolina Coronado dedicado a una rosa blanca; si en el de Gerardo Diego es la fe lo que simboliza el ciprés, en el de la extremeña será la belleza el elemento que destaque en la rosa.
¿Cuál de las hijas del verano ardiente,
cándida rosa, iguala a tu hermosura,
la suavísima tez y la frescura
que brotan de tu faz resplandeciente?
La sonrosada luz de alba naciente
no muestra al desplegarse más dulzura,
ni el ala de los cisnes la blancura
que el peregrino cerco de tu frente.
Así, gloria del huerto, en el pomposo
ramo descuellas desde verde asiento,
cuando llevado sobre el manso viento
a tu argentino cáliz oloroso
roba su aroma insecto licencioso,
y el puro esmalte empaña con su aliento.
Ya que estamos con sonetos, veamos uno más, en este caso de Lope de Vega; en él se describe un espacio de tiempo, la noche: este tipo de descripciones temporales se denomina cronografía.
Noche, fabricadora de embelecos,
loca, imaginativa, quimerista,
que muestras al que en ti su bien conquista
los montes llanos y los mares secos;
habitadora de cerebros huecos,
mecánica, filósofa, alquimista,
encubridora vil, lince sin vista,
espantadiza de tus mismos ecos:
la sombra, el miedo, el mal se te atribuya,
solícita, poeta, enferma, fría,
manos del bravo y pie del fugitivo.
Que vele o duerma, media vida es tuya:
si velo, te lo pago con el día,
y si duermo, no siento lo que vivo.
En el texto a la noche se la describe como engañosa, que hace ver lo que no es, espacio del miedo, de la poesía, de los asaltos… ¿Podrás explicar el último terceto? En el texto siguiente se describe también un periodo de tiempo, el nacimiento de la primavera. Fíjate en los elementos que destaca y que sirven como anuncio de la nueva estación.
Palacio, buen amigo,
¿está la primavera
vistiendo ya las ramas de los chopos
del río y los caminos? En la estepa
del alto Duero, primavera tarda,
¡pero es tan bella y dulce cuando llega!...
¿Tienen los viejos olmos
algunas hojas nuevas?
Aún las acacias estarán desnudas
Y nevados los montes de las sierras.
¡Oh mole del Moncayo blanca y rosa,
allá, en el cielo de Aragón tan bella!
¿Hay zarzas florecidas
entre las grises peñas,
y blancas margaritas
entre la fina hierba?
Por esos campanarios
ya habrán ido llegando las cigüeñas.
Habrá trigales verdes,
y mulas pardas en las sementeras,
y labriegos que siembran los tardíos
con las lluvias de abril. Ya las abejas
libarán del tomillo y el romero.
¿Hay ciruelos en flor? ¿Quedan violetas?
Furtivos cazadores, los reclamos
de la perdiz bajo las capas luengas
no faltarán. Palacio, buen amigo,
¿tienen ya ruiseñores las riberas?
Con los primeros lirios
y las primeras rosas de las huertas,
en una tarde azul, sube al Espino,
al alto Espino donde está su tierra…
Antonio Machado, Campos de Castilla
Por último, también podemos encontrar descripciones de sentimientos o ideas; muy frecuentes en la poesía son las del amor, como esta de Lope, con la que terminamos el apartado. Fíjate en cómo va definiendo el sentimiento amoroso a base de contrarios:
Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;
no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;
huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor suave,
olvidar el provecho, amar el daño;
creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño,
esto es amor: quien lo probó lo sabe.