Los
anfibios nacen como larvas acuáticas o
renacuajos, que se desplazan mediante una cola y respiran por
branquias. Cuando las larvas crecen, sufren una
metamorfosis para transformarse en adultos: pierden las
branquias y las aletas y desarollan cuatro patas para
desplazarse por la tierra, y pulmones para respirar aire.
Tienen la piel desnuda y húmeda. Aunque
pueden vivir en la tierra, no suelen alejarse del agua.
Los
anfibios son ovíparos. Ponen sus huevos en el
agua y no los cuidan, como tampoco a las crías. La mayor
parte son carnívoros. Se alimentan de insectos y
otros invertebrados.
Entre
los anfibios encontramos dos grupos principales:
Anfibios
sin cola: Son
las ranas y los sapos. Tienen cuerpo ancho y corto. Sus patas
traseras son largas y fuertes, muy apropiadas para saltar.
Cazan sus presas con su lengua muy larga que son capaces de
proyectar.
Anfibios
con cola: Son
las salamandras y los tritones. Su cuerpo es alargado y sus
cuatros extremidades son parecidas.
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