SU VIDA
Nació en Moguer (Huelva), en 1881, en el seno de una familia de cultivadores y exportadores de vinos. A los once años fue alumno interno en el colegio de los jesuitas del Puerto de Santa María (Cádiz).

Juan Ramón era un niño aislado, sin contacto verdadero con su ámbito externo: "De esos dulces años recuerdo que jugaba muy poco, y que era gran amigo de la soledad"

Playa de Mazagón

La presencia del mar supuso siempre una referencia de luz y de belleza. Los sentimientos y emociones de su infancia, algunos perdurarán y se agrandarán hasta convertirse en obsesiones que habían de modelar una vida y una obra: "La soledad", a que tan frecuentemente hace referencia.

En su adolescencia partió hacia Sevilla para estudiar Derecho, aunque se interesó más por la poesía y la pintura. La carrera, iniciada por imposición paterna, quedó sin acabar.

Su decisión de dedicarse por completo a la poesía pudo tomarla porque la economía familiar se lo permitía y porque, ya en Sevilla, de adolescente, la lectura de Bécquer(Poeta sevillano del romanticismo)le había puesto en contacto con ella. Por la poesía había dejado sus estudios, contraviniendo la voluntad de su padre.

En abril de 1900 se traslada a Madrid, donde vive un periodo de exaltado anarquismo. Sin embargo, sólo resiste en la capital dos meses: "Me sentí muy enfermo y tuve que volver a mi casa. Llegado el verano regresa a Moguer.

casa natal de Juan Ramón

Al morir su padre, sufre de enfermedades depresivas que le hace internar en un sanatorio francés donde tiene contacto con la poesía francesa.

A finales de 1901 se traslada a Madrid, viviendo en una clínica neuropática y escribiendo poemas con temas amorosos.

Una nueva crisis le lleva en 1905 a Moguer, donde empieza a escribir

"Platero y yo", a la vez que sigue escribiendo poemas amorosos.

En 1911 vuelve a Madrid porque su crisis depresiva se agrava y en 1913 conoce a la catalana Zenobia Camprubí , que tras muchos rechazos al final lo acepta. Se casan en Estados Unidos en el año 1916.

Al estallar la guerra civil, el papel del poeta siempre estuvo a la altura de las circunstancias: abrazó la causa republicana, aunque nunca fue político, y acogía en su casa a los niños huérfanos, para cuyo cuidado destinó sus ahorros. Abandonó España en 1936, al ser nombrado en agosto agregado cultural de la Embajada de España en Washington.

Vive en Puerto Rico, su casi segunda patria; en La Habana, en Florida, en Washington y, a partir de 1951, cuando las fuerzas y el corazón vuelven a jugarle malas pasadas, se instala definitivamente en Puerto Rico.

Puerto Rico

Su bandera

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El año 1956 tendrá para él una doble cara: la concesión del premio Nobel de Literatura y la muerte de Zenobia, hecho del que el poeta ya no se recuperará (la importancia de Zenobia en su vida es casi imposible de cuantificar, dado el carácter neurótico y depresivo del poeta). Dos años después, en una desolación total, fallece en Puerto Rico.

Sus cuerpos son trasladados a España por un sobrino de Zenobia, según voluntad de ellos y son enterrados en el cementerio de Jesús de Moguer.

 

Uno de sus últimos poemas dedicados a la muerte dice así:

EL VIAJE DEFINITIVO

Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando.
Y se quedará mi huerto con su verde árbol,
y con su pozo blanco.

Todas las tardes el cielo será azul y plácido,
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.

Se morirán aquellos que me amaron
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y lejos del bullicio distinto, sordo, raro
del domingo cerrado,
del coche de las cinco, de las siestas del baño,
en el rincón secreto de mi huerto florido y encalado,
mi espíritu de hoy errará, nostáljico...

Y yo me iré, y seré otro, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido...
Y se quedarán los pájaros cantando.

Juan Ramón Jiménez