Es la estrella
más cercana a la Tierra y el mayor elemento del Sistema
solar. Las estrellas son los únicos cuerpos del Universo
que emiten luz.
El Sol es también nuestra principal fuente
de energía, que se manifiesta, sobre todo,
en forma de luz y calor.
El Sol ejerce una fuerte atracción
gravitatoria sobre los planetas y los hace girar
a su alrededor.
El Sol se formó hace 4.500 millones de años y
tiene combustible para 5.000 millones más. Después,
comenzará a hacerse más y más grande, hasta
convertirse en una gigante bola roja. Finalmente, se hundirá
por su propio peso y se convertirá en una bola enana
blanca, que puede tardar un trillón de años en
enfriarse.
Sólo vemos la
capa exterior del Sol. Se llama fotosfera y tiene una temperatura
de unos 6.000 ºC, con zonas más frías (4.000
ºC) que llamamos manchas
solares. La energía solar se crea en el
interior del Sol, donde la temperatura llega a los 15 millones
de grados, con una presión altísima, que provoca
reacciones nucleares.
El Sol también
absorbe materia. Es tan grande y tiene tal fuerza que a menudo
atrae a asteroides
y cometas
que pasan cerca. Naturalmente, cuando caen al Sol, se desintegran.
Todo el Sistema solar gira alrededor del centro de la Via
Láctea, nuestra galaxia.
Da una vuelta cada 200 millones de años.
Mediante la radiación de su energía electromagnética,
aporta directa o indirectamente toda la energía que
mantiene la vida en la Tierra, porque todo el alimento y el
combustible procede en última
instancia de las plantas que utilizan la energía de
la luz del Sol.
La atmósfera solar exterior que se extiende varios
radios solares desde el disco
del Sol es la corona. La corona es una colección
de rizos magnéticos que se calientan a altas temperaturas.
Durante la mayor parte del tiempo que los seres humanos han
estado sobre la Tierra, el Sol ha sido considerado un objeto
de especial importancia. Muchas culturas antiguas adoraron
al Sol y muchas más reconocieron su importancia en
el ciclo de la vida. Los astrónomos chinos observaron
manchas solares a simple vista ya en el año 200 a.C.
En 1611, Galileo
utilizó el telescopio,
recién inventado, para observarlas de modo sistemático.
El descubrimiento de Galileo significó el comienzo
de una nueva aproximación al estudio del Sol.
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