Los cetáceos conforman, sin lugar a dudas, uno de los grupos de animales más fascinantes que habitan nuestro planeta. Para muchos, la ballena representa la imagen de una criatura enorme y misteriosa que vive en las profundidades del océano y que pocos pueden llegar a ver en su vida. A diferencia de lo que muchos piensan, los cetáceos son mamíferos y no peces, por lo que se distinguen claramente por varias características propias de losmamíferos: son animales de sangre caliente,  respiran a través de sus pulmones y paren a sus crías vivas a las que amamantan con leche secretadas por las glándulas mamarias de la madre. Sin embargo a diferencia del resto de los mamíferos que poseen el cuerpo revestido de pelos, los cetáceos presentan una piel pulida y completamente desnuda, limitándose la presencia de pelos del hocico, las que en general desaparecen a los pocos días de vida.

Nuestro tamaño impresiona

Las ballenas con barbas : incluyen a las ballenas de gran tamaño, variando entre 4.5 y 33.5 m , este último corresponde a la ballena azul, el animal más grande que haya existido en la faz de nuestro planeta

Somos muy viejas

La ciencia ha demostrado que este gigantesco mamífero desciende de un animal terrestre con cuatro extremidades. Los primeros restos fósiles de ballena conocidos datan de hace 52 millones de años, pero muchos científicos estiman que el origen de estos animales se remonta aún más atrás, hace 60 millones de años.

Recorremos grandes distancias

Las ballenas son grandes viajeras. Recorren los mares del mundo en busca de lugares donde consiguen mucho alimento y luego se trasladan hacia aguas más tranquilas para tener sus crías.

La balle na Gris puede desplazarse a una distancia de 10.000 km.

No matamos grandes animales para comer.

La ballena traga toneladas de agua de mar, que después saca de la boca, filtrándola con las barbas. Grandes cantidades de alimento quedan atrapadas, siendo recogidas por su enorme lengua.

Tenemos crías, como todos.

La gestación de las crías dura de 10 a 12 meses. Estas crías, que pesan cerca de 2 toneladas al nacer y miden 4,5 metros, crecen muy deprisa, dejando de tomar leche de la madre entre los 7 y 12 meses después de nacer, dependiendo de la especie y del estado de la cría. Tienen un ballenato cada tres años.