que ahuyentó al mosquito con el rabo, y le dio un bufido. Entonces las cornejas
se despertaron. Empezaron a graznar y a gruñir y emprendieron el vuelo dos árboles más allá. Al llegar allí asustaron a una
liebre que, muerta de miedo, empezó a correr por la carretera. En eso, pasó un coche. El hombre tocó la bocina y encendió los faros. Los jabalíes
que estaban entre los patatales se revolvieron furiosos. Se pusieron a gruñir y salieron corriendo pisoteando la empalizada del jardín y destrozando la plantación de zanahorias. El niño les oyó, encendió la luz y miró por la ventana.