En un palacio vivía una princesa. Tenía una carroza, vestidos de seda brillantes, zapatos, pulseras, collares... Pero a pesar de sus riquezas, era una pobre princesa. Y era una pobre princesa porque era infeliz. Y era infeliz... porque se aburría. Y se aburría... porque se aburría. Y se aburría... Y se aburría... ¡Aaaaaah! bostezaba sin que nadie la viera. Y una noche más el viejo reloj de palacio hizo sonar sus doce campanadas con cansancio. ¡Aaaaaah, qué sueño! Al fin la princesa se quedó dormida. ¡Felices sueños, princesa! Entonces la princesa soñó que era una niña cualquiera, como tú. Alegre y feliz, como tú. Con un amigo, una estrella y una flor, como tú. Bailaba al compás del viento, reía como el sol, como tú. Y despertó alegre y feliz, como tú.