Coloca el lápiz rojo sobre los numerales ordinales, y el verde sobre los numerales cardinales.
Cuando llegué alsegundo
piso me encontré con cuatro
puertas, todas pintadas de azul. Aunque había
dos con un tono más
claro. Llamé a una de
ellas y aparecieron tres niños
rubios y con cara de haber roto no un
plato, sino tres , o cientos.
Mi primera idea fue huir, pero
apareció un hombre alto;
se parecía un poco a mi
tío Isidoro, que contaba ya con
ochenta y nueve años y vivía en
un piso décimo desde el que
contemplaba los dos lados
de la montaña. Era el sexto de
siete hermanos y el más divertido.