De principio a fin.

  • Qué desorden

Ya sabes que los textos narrativos cuentan con tres partes en su estructura: PLANTEAMIENTO, NUDO y DESENLACE. Ahí tienes unos cuantos textos desordenados; ordénalos tú arrastrando con el ratón la parte de la estructura a la que crees que pertenece.

Max Aub, La uña y otras narraciones

Casi de un salto atravesó la garganta de Lucía, que ni ¡ay! dijo, para tirarse hacia la de Miguel, traspasándola. Fue lo menos que pudo hacer el difunto: también es cuerno la uña.




El cementerio está cerca. La uña del meñique derecho de Pedro Pérez, enterrado ayer, empezó a crecer tan pronto como colocaron la losa.




Como el féretro era de mala calidad (pidieron el ataúd más barato) la garfa no tuvo dificultad para despuntar deslizándose hacia la pared de la casa. Allí serpenteó hasta la ventana del dormitorio, se metió entre el montante y la peana, resbaló por el suelo escondiéndose tras la cómoda hasta el recodo de la pared para seguir tras la mesilla de noche y subir por la orilla del cabecero de la cama.




Bernardo Atxaga, Obabakoak

Un día, muy de mañana, el criado se dirigió al mercado para hacer la compra. Pero esa mañana no fue como todas las demás, porque esa mañana vio allí a la Muerte, y porque la Muerte le hizo un gesto.
Aterrado, el criado volvió a la casa del mercader.
―Amo ―le dijo―, déjame el caballo más veloz de la casa. Esta noche quiero estar muy lejos de Bagdad. Esta noche quiero estar en la remota ciudad de Ispahán.
―Pero ¿por qué quieres huir?
―Porque he visto a la Muerte en el mercado y me ha hecho un gesto de amenaza.
El mercader se compadeció de él y le dejó el caballo, y el criado partió con la esperanza de estar por la noche en Ispahán.




Por la tarde, el propio mercader fue al mercado y, como le había sucedido antes al criado, también él vio a la Muerte.
―Muerte ―le dijo acercándose a ella―, ¿por qué le has hecho un gesto de amenaza a mi criado?
―¿Un gesto de amenaza? ―contestó la Muerte―. No, no ha sido de amenaza, sino de asombro. Me ha sorprendido verlo aquí, tan lejos de Ispahán, porque esta noche debo llevarme en Ispahán a tu criado.




Érase una vez en la ciudad de Bagdad, un criado que servía a un rico mercader.




 

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