DOÑA TOMASA Y PEDRITO
El primer
día de clase que Doña Tomasa se enfrento a sus alumnos de quinto
grado, les dijo que
ella trataba a todos los alumnos por igual y que ninguno era
su favorito. En laprimera
fila sentado estaba Pedrito, un niño antisocial, con una
actitud
intolerable, que siempre
andaba sucio y todo despeinado. El año anterior,
Doña Tomasa había
tenido a Pedrito
en una de sus clases. Doña
Tomasa veía a
Pedrito como un niño muy antipático. A ella siempre le
daba mucho
gusto poder
marcar con lápiz rojo todo el trabajo que Pedrito
entregaba, con una"F".
En la
escuela donde Doña Tomasa enseñaba se requería revisar el archivo de
historia de
cada
alumno y el de Pedrito fue el último que ella revisó. Cuando
ella empezó a leer
el archivo de Pedrito, se encontró con varias
sorpresas.
La
maestra de Pedrito de
primer grado había escrito: "Pedrito es un
niño muy brillante y muy
amigable,
siempre tiene una sonrisa en sus labios". Él hace
su trabajo a tiempo y tiene muy
buenos modales. “Es un placer
tenerlo en mi clase". La
maestra de segundo grado:
"Pedrito es un alumno ejemplar, muy
popular con sus compañeros, pero últi-
mamente muestra tristeza porque su mamá padece
de una enfermedad incurable".
La
maestra de tercer grado: "La muerte de su mamá ha sido muy difícil
para él"
Pedrito trata de hacer lo mejor que puede pero sin interés”. Tampoco el papá de-
muestra ningún interés en la educación de Pedrito. “Si no se toman pasos serios, esto
va afectar la vida de Pedrito". La maestra del cuarto grado: "Pedrito no demues-
tra interés en la clase”. Después de leer todo esto, Doña Tomasa sintió vergüenza
por haber juzgado a Pedrito sin saber las razones de su actitud. Se sintió peor
cuando todos sus alumnos le entregaron regalos de Navidad envueltos en fino
papel, con excepción del regalo de Pedrito, que estaba envuelto con un cartón de la
tienda. Doña Tomasa abrió todos los regalos y cuando abrió el de Pedrito, todos los
alumnos se rieron al ver lo que se encontraba dentro. En el cartón había una botella
con un cuarto de perfume y un brazalete al que le faltaban algunas de las piedras
preciosas. Para suprimir las risas de sus alumnos, ella se puso inmediatamente
aquel brazalete y se puso un poco del perfume en cada muñeca. Ese día Pedrito se
quedo después de clases y le dijo a la maestra: "Doña Tomasa, hoy usted huele
como mi mamá”. Después que todos se marcharon, Doña Tomasa se quedó llorando
por una hora.Desde ese día ella cambió su método. En vez de enseñar solo lectura,
escritura y aritmética, escogió enseñar a los niños. Doña Tomasa empezó a ponerle
mas atención a Pedrito. Ella notaba que mientras más ánimos le daba a Pedrito, con
más entusiasmo reaccionaba él. Al final del año, Pedrito se convirtió en él más
aplicado de la clase, y a pesar de que Doña Tomasa había dicho el primer día de
clase que todos los alumnos iban a ser tratados por igual, Pedrito era su preferido.
Pasaron seis años y Doña Tomasa recibió una nota de Pedrito, la cual decía que se
había graduado de la secundaria y que había terminado en tercer lugar. También le
decía que ella era la mejor maestra que él había tenido. De ahí pasaron tres años
cuando Doña Tomasa volvió a recibir noticias de Pedrito. Esta vez, él le escribió que
se le había hecho muy difícil pero que muy pronto se graduaría de la universidad
con honores, y le aseguro a Doña Tomasa que todavía ella seguía siendo la mejor
maestra que había tenido en su vida. Pasaron tres años más cuando Doña Tomasa
vuelve a saber de Pedrito. En esta carta él le explicaba que había adquirido su
título y que había decidido seguir su educación. En esta carta Pedrito también le
recordaba que ella era la mejor maestra que había tenido en su vida. Esta vez la
carta estaba firmada con "Dr. Pedro Altamira". Bueno, la historia no termina ahí.
En la primavera, Doña Tomasa volvió a recibir una carta de Pedrito donde le
explicaba que había conocido a una muchacha con la cual se iba a casar y quería
saber si Doña Tomasa podría asistir a la boda y tomar el lugar reservado
usualmente para los padres del novio. También le explicaba que su papá había
fallecido varios años atrás.Claro que Doña Tomasa acepto con mucha alegría, ¿y
saben que hizo? El día de la boda, ella se puso aquel brazalete sin brillantes que
Pedrito le había regalado y también el perfume que la mamá de Pedrito usaba.
Cuando se encontraron, se abrazaron muy fuerte y el Dr. Altamira le dijo en el oído
muy bajito: “Doña Tomasa, gracias por haber creído en mí”. “Gracias por haberme
hecho sentir que yo era importante y que podía salir adelante con éxito”. Doña
Tomasa, con lágrimas en los ojos, le respondió: "Pedro, estás equivocado. Tu fuiste
el que me enseño que yo podía hacer algo especial, solo con interesarme genui-
namente. “¡Yo no sabía enseñar hasta que te conocí a ti!".
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