A cierta romería, sobre una dócil mula caballero, iba en Andalucía un pícaro santero, que de cada espolazo al animal sacábale un pedazo, y mientras, cariñoso le decía: Corra, que su cachaza me atribula; corra por caridad, hermana mula. Faz de paloma, corazón de arpía, palabras de ángel y obras de demonio: tal es, sin levantarle testimonio, la pérfida, la vil hipocresía. |
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