El origen de Las Navas del Marqués, como asentamiento humano está relacionada con la llegada de los pueblos celtas, los carpetano y vetones hacia el año 700 a. de C. dedicado básicamente a la ganadería

Existen vestigios posteriores de restos de una necrópolis, tumbas excavadas en rocas graníticas, erosionadas, probablemente de origen visigodo.

Fué repoblada por Alfonso X el Sabio en 1275

La historia mas conocida y los monumentos de la localidad datan del siglo XVI.

Carlos V en 1533 concedió el título de marqués a su contador, D. Pedro Dávila y Zúñiga que ya era conde de Santisteban, tercer conde del Risco y VII señor del lugar y le dió el señorío de Las Navas, al que añadió, Del Marqués.

Casado con María de Córdoba, construyó el convento de Santo Domingo y San Pablo y el Castillo de Magalia.

Su hijo, segundo marqués de Las Navas, Pedro Dávila y Córdoba. fue alférez mayor y embajador de Felipe II.

Pedro Esteban Dávila y Enríquez, tercer Marqués de Las Navas tuvo como secretario a Lope de Vega, que le dedicó la famosa comedia "El Marqués de Las Navas".

 

Las Navas del Marqués y su Castillo

 

El castillo de Magalia fue construido por Pedro Dávila en 1540. Se trata de una bonita construcción renacentista construida en piedra y pizarra, que cuenta en su interior con bóvedas planas similares a las del monasterio de El Escorial.

En la parte Norte del castillo se encuentra una torre cilíndrica almenada. Otros dos cubos de menores proporciones rematan el castillo. La torre de la izquierda se separa de la otra por un cuerpo de edificio que consta de un arco rebajado y un bonito balcón corrido. A lo largo de todo el monumento, se puede ver el escudo de los Dávila.

Destacan la galería de la portada, el patio y la amplitud del zaguán. Un pasadizo con algo de misterio comunica el convento de Santo Domingo y San Pablo con el castillo.

Declarado  Monumento Histórico Artístico en 1931, el castillo había sido vendido por la casa ducal de Medinaceli en 1906, formando lote con los pinares, a la Unión Resinera, que aprovechó sus dependencias para instalar las oficinas.

En 1946 fue donado a la Sección Femenina, restaurado por el arquitecto Feduchi entre 1947 y 1952 para albergar la escuela de instructoras de la Sección Femenina de Falange, escuela de Magisterio y albergue de Juventudes. Comenzó su andadura en 1950 hasta 1977, su última directora fue Andresa López.

Actualmente, la fortaleza preside con su porte renacentista la silueta de la villa y alberga cursos y cónclaves serranos auspiciados por el Ministerio de Cultura

Obras de arte que se encuentran en el castillo: los naipes de Pancho Cossío y las estaciones de Rosario Velasco, junto a una buena muestra de grabados decimonónicos, varios tapices de mérito y un valioso depósito del Prado. En la capilla, instalada en el torreón almenado, los arcos de ladrillo cobijan trece murales marianos del catalán Farreras.

 

Castillo Renacentista

Torreón almenado

Arco rebajado y balcón

El patio

Capilla del Castillo

 

 

El Convento de Santo Domingo y San Pablo fundado también en el siglo XVI a instancias del primer marqués de Las Navas. De arte herreriano, sobrio, austero, cuenta con una fachada con frontones triangulares y un amplio rosetón circular. Además, cuenta con los escudos de la orden de Santo Domingo y de los heráldicos del linaje de los Dávila.

El interior del convento, se encuentra la cripta que conservaba la sepultura de los marqueses de las Navas. Esta sepultura estuvo cubierta por una hermosa lauda de bronce, que ahora está en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid.

Los duques de Medinaceli, marqueses de Las Navas, trajeron una atalaya del taller parisino de Eiffel para contemplar el paisaje de pinos y montañas que se abre desde ese gran balcón.

Delante del castillo estaba el albero y la estructura de granito sobre la que se monta la plaza de toros. En ella tuvo su accidentado debut como torerillo de verano, hace algo más de medio siglo, el Nobel Camilo José Cela.

 

Santo Domingo y San Pablo

Interior del Convento

Atalaya de Eiffel

Antigua Plaza de Toros

 

Mª Lourdes García Jiménez