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El gusano de seda y la araña

Iriarte

 

 

Trabajando un gusano su capullo,

la araña, que tejía a toda prisa,

de esta suerte le habló con falsa risa,

muy propia de su orgullo:

«¿Qué dice de mi tela el seor gusano?

Esta mañana la empecé temprano,

y ya estará acabada a mediodía.

¡Mire qué sutil es, mire qué bella!...»

El gusano, con sorna, respondía:

«¡Usted tiene razón; así sale ella!»

 

Se ha de considerar la calidad de la obra, y no el tiempo que se ha tardado en hacerla

la zorra y el leñadorlasmoscas

fábulas literarias

Mª Lourdes García Jiménez