La silla
anónimo
La hija de un hombre le pidió al sacerdote que fuera a su casa a hacer una oración para su padre que estaba muy enfermo. Cuando el sacerdote llegó a la habitación del enfermo, encontró a este hombre en su cama con la
cabeza alzada por un par de almohadas. que el sacerdote pensó que el hombre sabia
que vendría a verlo. que orase con usted; cuando ví la silla vacía al lado de su cama supuse que usted sabía
que yo
vendría a visitarlo.
mi vida la he pasado sin
saber cómo orar. siempre respecto de la oración, que se debe orar y los beneficios que trae, pero siempre esto de las oraciones me entró por un oído y me salió por el otro pues no tengo idea de como hacerlo. Entonces hace mucho tiempo abandoné por completo la oración. Esto ha sido así en mí, hasta hace unos cuatro años, cuando conversando con mi mejor amigo me dijo: José, esto de la oración es simplemente tener una conversación con Jesús. Así es como te sugiero que lo hagas: te sientas en una silla y colocas otra silla vacía enfrente tuyo, luego con fe miras a Jesús sentado delante de ti. No es algo alocado el hacerlo pues él
nos dijo: misma manera como lo estás haciendo con- migo ahora. Así que lo hice una vez y me gustó tanto que lo he seguido haciendo unas dos horas diarias desde entonces. Siempre tengo mucho cuidado que no me vaya a ver mi hija, pues me internaría de inmediato
en el manicomio. El sacerdote sintió una gran emoción al escuchar esto y le dijo a José que era muy bueno lo que había estado haciendo, y que
no cesara
de hacerlo.
una bendición y se fue a
su parroquia. al sacerdote para decirle que su padre había
fallecido. de la tarde me llamó y fui a verlo a su cama, me dijo lo mucho que me quería y me dio un beso. Cuando regresé de hacer compras
una hora más tarde ya lo encontré muerto. pues aparentemente justo antes de morir se acercó a la silla que estaba al lado de su cama y recostó su cabeza en ella, pues así lo encontré.¿Qué cree usted que pueda significar esto? El sacerdote se secó las lagrimas de emoción y le respondió: ¡Ojalá! que todos nos pu- diésemos ir de esa manera...
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