La zorra y el león anciano Esopo
decidió hacerlo usando la astucia. Para ello se dirigió a una cueva y se tendió en el suelo, gimiendo y fingiéndo que estaba enfermo. De este modo, cuando los otros animales pasaban para visitarle, los atrapaba inmediatamente para su comida.
adivinando cuál era su ardid, se presentó también, y deteniéndose a prudente distancia de la caverna, preguntó al león cómo le iba con su salud. Mal, contestó el león, invitándole amablemente a entrar. Claro que hubiera entrado, le dijo la zorra, si no viera que todas las huellas entran, pero no hay ninguna que llegara a salir.
que te dañe.
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