La mitad de una manta
Anónimo irlandés
En una humilde
casa vivía un hombre, su mujer, su padre y su hijo, que
todavía era un bebé. El viejo padre no servía para nada.
Estaba demasiado débil para trabajar. Comía y fumaba
sentado de la puerta. Entonces el hombre decidió sacarlo
de la casa, dejarlo tirado a su suerte en las calles,
como a veces se hacía, en las época más duras, con las
bocas inútiles.
La esposa intentó interceder en
favor del anciano, pero fue en vano.
-Como mínimo dale una manta
-dijo ella.
-No. Le daré la mitad de una
manta. Eso es suficiente.
La esposa le suplicó.
Finalmente consiguió convencerlo para que le diese la
manta entera. De repente, en el momento en que el viejo
estaba a punto de salir llorando de la casa, se oyó la
voz del bebé
en la cuna. Y el bebé le decía a su padre:
-¡No! ¡No le des la manta
entera! Dale sólo la mitad.
-¿Por qué? -preguntó el padre
anonadado, acercándose a la cuna.
-Porque -contestó el bebé- yo
necesitaré la otra mitad para dártela el día que te eche
de aquí.
Actividades de comprensión lectora
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