Desde el primer ciclo de educación primaria, se presentan materiales con la grafía convencional musical. Debe existir un cuidado equilibrio entre intuición y reflexión: una atención desmedida al aprendizaje de la lectoescritura musical y a su sintaxis, con descuido de la experiencia y la intuición, puede tener consecuencias paralizantes en los procesos de expresión, improvisación y creatividad musicales, además de otras carencias. Por el contrario, al mantener durante todo el proceso de la enseñanza musical en Primaria una permanencia continuada de lo intuitivo, activa determinados automatismos de recepción-reproducción que acaban siendo un obstáculo para la discriminación auditiva y el aprendizaje sistemático. Es por ello que hay que tratar de buscar un cuidadoso equilibrio. Se pretende que el conocimiento del lenguaje sea un estímulo para la percepción. No un obstáculo por exceso, ni una carencia por defecto.
El primer paso en el aprendizaje de la grafía musical, por vía de descubrir los sonidos, puede hacerse mediante la práctica de describir el movimiento melódico de cada canción. Mientras se canta, la mano efectúa un movimiento de oscilación ascendente y descendente, dictado por el sentido de la interválica de la melodía. Dada la economía de altura de sonidos que intervienen en las canciones que se cantan en los primeros niveles, esta práctica puede llevarse a cabo con toda naturalidad.
FONONIMIA
Posteriormente se emplea la fononimia (asociación del sonido al gesto). Se designa con un gesto de la mano el nombre y sonido de cada nota, con esto conseguimos practicar la lectura entonada que ayuda a fijar su entidad sonora en la audición interior. Este es un procedimiento con antecedentes de tiempo atrás. La propuesta de Kodaly en su concepción de enseñanza de la música es la más extendida.
Para la expresión de los gestos de fononimia : la mano se coloca delante del cuerpo, de forma que esté claramente visible, aproximadamente a la altura de la barbilla, y señala los gestos en un espacio cómodo, acorde con el movimiento melódico. Los movimientos han de ser claros y sucederse pausadamente, y a ellos se responde con una entonación suave y continuada. Los diseños melódicos que se canten con fononimia deben ser breves, pudiéndose encadenar varios, con espacios de tiempo entre cada uno para respirar tranquilamente.
Para iniciar la designación y escritura del ritmo son muy útiles el uso de las sílabas rítmicas que emplea el método Kodaly.
El ostinato es un procedimiento polifónico de grafía simplificada. Consiste en un diseño (rítmico, melódico, armónico...) que escrito solo al comienzo, se repite "obstinadamente" durante el transcurso de toda la pieza. Utilizado para acompañar canciones, melodías instrumentales o textos rimados. Puede ser vocal, con percusión corporal o con instrumentos. Es un recurso de gran valor en la educación musical.