El destino

 

Siempre que pienso en ti

cuento el tiempo perdido,

los dos viajamos deprisa

por diferentes caminos.

Es culpa de mi destino

que no me deja cruzar

el tortuoso sendero

para encontrarme contigo.

Ni siquiera el corazón

que late fuerte y te grita,

es capaz de llegar a ti,

por eso, lento, marchita