Tengo

 

Tengo heridas que sangran,

el alma cansada, la piel arrugada.

la depresión de inquilina,

soledad en la noche, la tensión alta.

 

Huesos que se quejan,

dormir es trabajo que a veces me cansa

y un sabor amargo

por todo un saber que no vale nada.

 

Tengo la firme impresión

que toda mi vida está equivocada

y me echo la culpa

de no haber sabido como manejarla.

 

Tengo que despertarme

y no dejarme morir por nada,

no quiero ser un estorbo

y evito estar donde nadie me llama.

 

Quiero una sonrisa

porque una sonrisa no cuesta nada,

que de vez en cuando me digan te quiero

al despertarme cada mañana.

 

Necesito saber que los mios

no sufrirán por mi ausencia,

cuando muy a mi pesar y

"sin aplausos", atraviese la puerta.

 

Solo deseo que la ternura

se refleje en sus ojos

si, por azar, mi nombre aparece

al evocar sus recuerdos.

 

Mª Lourdes García Jiménez

1990