Tres regalos
Cierta vez, en la ciudad de
Becharre, vivía un amable príncipe, querido y honrado
por todos sus súbditos.
Pero había un hombre,
excesivamente pobre, que se mostraba amargo con el
príncipe y movía continuamente su lengua, pestilente en
sus censuras.
El príncipe lo sabía. Pero era
paciente.
Por fin decidió considerar el
caso. Y, una noche de invierno, un siervo del príncipe
llamó a la puerta del hombre, cargando un saco de harina
de trigo, un paquete de jabón y uno de azúcar.
-El príncipe te envía estos
regalos como recuerdo -dijo el siervo.
Y el hombre se regocijó, pues
creyó que las dádivas eran un homenaje del príncipe. Y,
en su orgullo, fue en busca del obispo y le contó lo que
el príncipe había hecho, agregando:
-¿No ve cómo el príncipe desea
mi amistad?
-Pero el obispo respondió:
-¡Oh! Qué príncipe sabio y qué
poco comprendes. Él habla por símbolos. La harina es
para tu estómago vacío, el jabón para tu sucia piel y el
azúcar para endulzar tu amarga lengua.
Desde aquel día en adelante, el
hombre sintió vergüenza hasta de sí mismo, y su odio al
príncipe se hizo mayor que nunca. Pero, a quien más
odiaba era al obispo que interpretó la dádiva del
príncipe.
Sin embargo, desde entonces
guardó silencio.
Gibrán Jalil Gibrán
Actividades de comprensión lectora
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