La Carabela
La carabela es una antigua embarcación a vela, larga y estrecha. Fue diseñada en la Escuela de Navegación de Sagres, fundada por Enrique el Navegante a principios del siglo XV. Era una embarcación utilizada por los portugueses y españoles para los largos viajes de exploración durante el siglo XV.
Fueron barcos muy marineros, es decir, eran capaces de sortear con buenos resultados las condiciones de navegación en alta mar más difíciles. Era un barco de madera, de unos 25 a 30 metros de largo (eslora) y aproximadamente un tercio de ancho (manga). Tenía 3 ó 4 mástiles y en la cubierta de la nave se elevaban de proa a popa los llamados “castillos” que servían de alojamiento a sus oficiales. El aparejo era redondo o latino y podían cargar entre 60 y 100 toneladas. Eran dirigidas por una tripulación de entre 15 y 30 hombres.
Con este tipo de velamen era necesaria mucha más destreza para conducir una carabela que con las embarcaciones de finales de la Edad Media y principios del Renacimiento. En éstas era mucho más sencillo la conducción. Las principales eran la carraca o Nao. Además era necesario maniobrar bien con cualquier tipo de viento. Sin embargo este tipo de vela no permite aprovechar al máximo el viento de popa como lo hacen las velas rectangulares.
Es muy probable que las carabelas evolucionaran hacia los dhows árabes. Este tipo de embarcación se introdujo en la Península Ibérica durante la ocupación morisca. Las carabelas en un principio se utilizaron como embarcaciones pesqueras pero más tarde sus funciones eran para la carga y la exploración. En los años posteriores al descubrimiento las carabelas fueron cayendo en desuso ya que aparecieron nuevos tipos de embarcaciones, especialmente los galeones, los cuales tenían como precedente a las naos o carracas; pero con enormes mejoras en sus prestaciones, especialmente capacidad de carga, resistencia y maniobrabilidad.
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