Ese momento tan ansiado se acercaba. Navegaron sin problemas los días 10 y 11. Al llegar aquella noche el Almirante mandó vigilar con mucha atención, pues pensaba que podía aparecer pronto la tierra. El mismo creyó divisarla a las diez de la noche, aunque seguramente lo imaginó.
¡Tierra!. La tierra apareció a las dos de la mañana y la vio primero el marinero Juan Rodríguez Bermejo, según se desprende de los Pleitos. Estaba de guardia en la proa de la Pinta y divisó la arena de una punta de playa que brillaba a la luz de la luna, dando entonces el grito de ¡Tierra! Se disparó la lombarda y la flotilla se agrupó. Amainaron las velas y se pusieron a la corda, a dos leguas de distancia de aquella anhelada tierra, que había aparecido tras 33 días de navegación ininterrumpida por el Océano. La tripulación se fue a dormir pero seguro que muchos de ellos pensaron ¿Cómo será la India?.
El desembarco se produjo al día siguiente, el 12 de octubre desembarcaron en la Isla de Guanahaní (que ellos bautizaron como El Salvador), situada en el Archipiélago de las Bahamas y allí tomaron posesión de las tierras en nombre de los Reyes Católicos. El 28 de octubre llegaron a la Isla de Cuba y el 21 de noviembre se apartó de la flota Martín Alonso Pinzón. El día 6 de diciembre arribaron a la Isla de la Española.
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