Las moléculas de agua se atraen unas a otras. Ello se debe a que cada una de ellas tiene
dos polos: uno positivo y otro negativo, atrayéndose los polos opuestos. Esa fuerza hace que las moléculas no se separen en estado sólido o líquido. Pero cuando aumenta la temperatura se rompen estas uniones y las moléculas se separan, pasando entonces el agua al estado de vapor o gaseoso.