A fines de la Edad Media y comienzos de la
Época
Moderna, se realizó una de las empresas más
grandes en la historia de la humanidad: el Descubrimiento de América,
el encuentro de dos mundos, de dos culturas que hasta entonces se ignoraban.
Fue un 12 de octubre de 1492 cuando la expedición dirigida por
Cristóbal Colón había llegado a una de la islas de
las Bahamas. Aunque creyeron que se Cristóbal Colón era un marino genovés que conocía muy bien las rutas del Mediterráneo y de la costa oriente del Atlántico. En aquella época ya se sabía que la tierra era redonda y Colón estaba seguro de que si navegaba hacia el occidente llegaría a la India. Una vez que los Reyes Católicos tomaron Granada y acabaron la Reconquista, le ofrecieron, por fin, el apoyo que Cristóbal Colón llevaba pidiendo desde años antes. El 3 de agosto de 1492, las naves de Colón,
la Niña, la Pinta y la Santa María, zarparon del puerto
de Palos.
Después de una larga travesía, el 12 de octubre de ese mismo
año llegaron a América. A su regreso, Colón deslumbró a la Corte de los Reyes Católicos con los maravillosos objetos, animales y seres humanos que traía del otro lado del mar, y con sus relatos de riquezas fabulosas. Los Reyes decidieron financiar un segundo viaje a las Indias, como llamaban los europeos a América. Esa vez Cristóbal Colón llevó quince barcos, con más de mil hombres ansiosos por hacer fortuna. Gracias a esos viajes, los siglos XV y XVI
se convirtieron en la época de los descubrimientos Los grandes descubrimientos y las nuevas rutas comerciales intensificaron la navegación atlántica dejando en un segundo plano las históricas rutas mediterráneas. Las carabelas, transportaban el oro y la plata americana, las pieles y las piedras preciosas. Es durante esta etapa dorada de la navegación
cuando el mapa geográfico del mundo adquiere su verdadera fisonomía.
El Océano
Pacífico, el gran desconocido, y los mares polares
fueron los que atrajeron la atención de los navegantes y científicos.
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