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- Una noche de verano
- -estaba abierto el balcón
- y la puerta de mi casa-
- la muerte en mi casa entró.
- Se fue acercando a su lecho
- -ni siquiera me miró-
- con unos dedos muy finos,
- algo muy tenue rompió.
- Silenciosa y sin mirarme,
- la muerte otra vez pasó
- delante de mí. ¿Qué has
hecho?
- La muerte no respondíó.
- Mi niña quedó tranquila,
- dolido mi corazón.
- ¡Ay, lo que la muerte ha
roto
- era un hilo entre los dos!
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