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TANTANES (CHISTES DE EXAGERACIONES)

«A fin de cuentas todo es un chiste»
Charles Chaplin, «Charlot»


Era tan pobre, tan pobre, que sólo era «po».

Era tan pobre, tan pobre, que en lugar de dar a luz daba a oscuras.

Era tan pobre, tan pobre, que no podía prestar la más mínima atencion.

Era un pollito tan inteligente, tan inteligente que en lugar de decir pi, decía 3,14...

Era tan presumida, tan presumida, que se casó con su espejo.

Era tan presumida, tan presumida, que cuando era su cumpleaños felicitaba a su madre.

Era tan previsora, tan previsora, que tuvo gemelos para tener un hijo de repuesto.

Era un príncipe tan feo, tan feo, que Cenicienta se fue del palacio a las nueve de la noche.

Era un pueblo tan húmedo, tan húmedo, que hasta las ranas tenían reuma.

Era un pueblo tan pobre, tan pobre, que los semáforos eran en blanco y negro.

Era un pueblo tan pobre, tan pobre, que el arco iris salía en blanco y negro.

Era un pueblo tan sano, tan sano, que cuando inauguraron el cementerio tuvieron que ir al pueblo de al lado a por muertos.

Era tan puntual, tan puntual, que era redonda.

Era tan rápido, tan rápido, que en vez de comer a la carta, comía al telegrama.

Era tan rápido, tan rápido, que el mismo día que nació, creció, murió y lo enterraron.

Era un río tan estrecho, tan estrecho, que sólo tenia una orilla.

Era un sabio tan despistado, tan despistado, que no inventaba nada porque se le olvidaba.

Era tan sucia, tan sucia, que se compró una casa redonda para no tener que barrer los rincones.

Tenía un sueño tan pesado, tan pesado, que amanecía debajo de la cama.

Era tan supersticioso, tan supersticioso, que se hizo carpintero para estar siempre tocando madera.

Era tan tímido, tan tímido, que antes de desvestirse le daba la vuelta al retrato de su novia.

Era tan tontín, tan tontín, que le llamaban campana.

Era tan tonto, tan tonto, que se compró una radio nueva porque no le gustaban las emisoras.

Era tan tonto, tan tonto, que metía el periódico en la nevera porque le gustaba leer las noticias frescas.

Era tan tonto, tan tonto, que desde que perdió un dedo sólo podía contar hasta nueve.

Era tan tonto, tan tonto, que no se compró una mesita de noche porque no sabía donde ponerla de día.

Era un torero tan malo, tan malo, que en vez de faenas hacía gamberradas.

Era tan torpe, tan torpe, que se tiró al vacío y cayó fuera.

Era un tren tan largo, tan largo, que cuando los pasajeros se subían en Madrid ya estaba en Guadalajara.

Era un tren tan rápido, tan rápido, que antes de salir ya había llegado.

Era una vaca tan flaca, tan flaca, que en lugar de dar leche, daba pena.

Era tan vago, tan vago, que de no moverse echó raíces.

Era tan vago, tan vago, que madrugaba para estar más tiempo sin trabajar.










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