«A fin de cuentas todo es un chiste»
Charles Chaplin, «Charlot»
- Doctor, creo que necesito vitaminas A y B.
- Está usted tan pálido que le voy a recetar todo el abecedario.
- Doctor me siento coche.
- Pues apague el motor que le voy a auscultar.
Doctor,
¿después
de la operación podré tocar la guitarra?
- Sí, perfectamente.
- ¡Qué bien! porque antes no sabía.
Va un señor con mucho pelo por todo el cuerpo al médico y le pregunta:
- Doctor, ¿qué padezco?
- «Padece» usted un osito.
- En la esquina hay una señora loca y muda que está hablando sola.
- ¡Cómo va a hablar si es muda!
- Ya te dije que estaba loca.
- Desde cuando cree usted que es un perro.
- Desde que era un cachorro.
-Doctor, estoy perdiendo la memoria.
-¿Hace mucho tiempo de eso?
-¿De qué?
- Doctor, un camello me ha dado una patada.
- ¿Dónde ha sido?
- En el desierto.
-
Doctor, ¡tengo un hueso afuera!
- Dígale que pase, por favor.
- Doctor, creo que tengo doble personalidad.
- Siéntese y hablaremos los cuatro.
- Doctor, ¿qué tal el parto de mi mujer?
- Todo bien, aunque a su hijo hemos tenido que ponerle oxígeno.
-¿Oxígeno? Con la ilusión que a mí me hacía que se llamara Francisco.
El médico pregunta a su paciente:
- ¿Usted, duerme del lado izquierdo o del derecho?
- De los dos, me duermo entero.
(Enviado por Fátima López Verde, Buenos Aires, Argentina)
- Doctor, cuando me levanto por las mañanas los primeros 30 minutos me
siento mareado.
- Levántese media hora más tarde.
(Enviado por Fátima López Verde, Buenos Aires, Argentina)
El doctor pregunta al paciente:
- ¿Usted ronca siempre?
- No, sólo cuando duermo.
(Enviado por Fátima López Verde, Buenos Aires, Argentina)
Dos locos están pintando la casa. Uno de ellos está subido en una escalera
pintando el techo. Entra el otro loco y le dice:
- Sujétate a la brocha, que necesito la escalera.
(Enviado por Lucía, 12 años de Bielva, Cantabria
(España).
- ¿Qué estás tomando?
- Unas pastillas para la memoria y he mejorado bastante.
- ¿Cómo se llaman?
- No me acuerdo.
Se encuentran dos amigos y le dice uno al otro:
- ¿Cómo estás?
- Bien, ¿sabías que el mes pasado me operaron de la vesícula?
- No lo sabía, y ¿qué tal te ha ido?
- La operación bien, pero me dejaron dentro una esponja.
- ¿Y eso duele?
- No duele nada, pero... ¡me da una sed!
En el convento.
- ¿Está el padre prior?
- No, ya está mucho mejor.
- Mi padre cuando trabaja deja a todos con la boca abierta.
- ¿A qué se dedica?
- Es dentista
En el logopeda.
- Le traigo a mi hijo porque no pronuncia bien la erre.
- A ver niño, ¿cómo te llamas?
- Pedo.
En el dentista:
- ¿Quiere usted que le duerma las muelas?
- Bueno, con tal de que se despierten antes de la cena...
(Enviado por Alba González)
- Doctor, nadie me hace caso.
- ¡El siguiente!
- Doctor, ¿me puedo bañar con diarrea?
- Bueno,... si tiene bastante.
Después de una limpieza bucal le dice el dentista al paciente:
- Hoy no vaya a comer por el centro.
- No se preocupe, hoy voy a comer a casa de mi cuñado.
Doctor, tengo un problema. Yo hablo conmigo mismo.
- Eso no es un problema. Mucha gente habla consigo misma.
- Sí, doctor, ¡pero yo soy tan aburrido que no me aguanto!
- Doctor, tengo un problema de inseguridad ¿o no?
- Doctor, soy estéril, ¿es posible que le transmita este problema a mis hijos?
- Doctor, mi esposa cree que es un refrigerador.
- No se preocupe. Ya se le pasará.
- Sí, pero mientras tanto yo no puedo pegar un ojo en toda la noche, porque ella duerme con la boca abierta y la luz me da en la cara.
En África llega un niño corriendo a su choza:
- ¡Mamá, el coco se ha llevado a papá!
- ¿Qué coco?
- El cocodrilo.
Dos caníbales pasean por la selva:
- ¿Qué tal te cayó mi hermano?
- Le faltaba sal.
En Navidad van dos negritos por la selva y ven pasar volando un trineo tirado por seis
renos, conducido por un señor gordo, vestido de rojo, con una enorme
barba blanca, se quedan sorprendidos y le pregunta uno al otro:
- ¿Quién es?
- Papá Noé
- Pues,... mamá tampoco.
En la selva se encuentran dos animales que nunca se habían visto y uno le dice al otro:
- ¿Tú qué animal eres?
- Soy un perro lobo. Mi madre era loba y mi padre perro. ¿Y tú qué eres?
- Un oso hormiguero.
- ¡Socorro, me ha picado una víbora!
- ¿Cobra?
- No, gratis.
- Soldado, ayer faltó usted a la clase de camuflaje.
- ¿Está usted seguro, mi Sargento?
- Soldado, ¡ice la bandera!
- Pues le ha quedado muy bonita, mi Sargento.
- Da usted su permiso, mi Capitán.
- Sí, soldado.
- ¡Hasta el mes que viene!
- Mi Capitán, ¿me da su permiso para ir a ver a mi madre?
- ¿Con qué objeto?
- Con una bicicleta que me deja un amigo.
- Coronel, el sábado doy una fiesta y me gustaría contar con su compañía.
- Yo no mando una Compañía sino un Regimiento, pero si quiere iremos todos.
- Métase en la trinchera, Soldado.
- No cabo, mi Cabo.
- ¡No se dice cabo, se dice quepo!
- No cabo, mi quepo.
- Soldados, ¡armas al hombro!,... ¡el del cañón no!, ¡el del cañón no!
(Enviado por Yoseba Cilar de La Rioja, España).
Ordena el capitán:
- ¡Suban las velas!
Y los de abajo se quedaron a oscuras.
- Por favor, ¿el capitán?
- Por babor.
- Por babor... ¿el capitán?
Grita el vigía:
- ¡Capitán, se aproximan quince carabelas por estribor!
- ¿Una flota?
- No, ¡flotan las quince!
Ordena el capitán:
- ¡Botes al agua!
Y en el barco se quedaron sin mermelada.
- ¿Qué le dice un cero a otro cero?
- ¡No somos nada!
- ¿Qué le dice el 1 al 10?
- Para ser como yo, debes ser sincero.