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FRASES AUTORREFERENTES

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765

Contribuyo con esta frase para acercarnos a las mil, aunque ahora vamos por las setecientas sesenta y cinco.

Emilio Martín (Alicante, España). 2006

865

Si aún sigues contando letras conseguirás, al acabar esta frase, alcanzar la bonita cifra de ochocientas sesenta y cinco.

920

Y con estas cincuenta y cinco, ya llegamos a las novecientas veinte.

1.000 ¿Otorgará algún tipo de privilegio, que no lo pretendo, que con esta frase se llegue a las mil letras?

Roberto
(Las Palmas de Gran Canaria, España). 2006

1.181 Ninguna dádiva, ningún privilegio material, sino el honor y la gloria de que la gente te señale con el dedo cuando pasees por Canarias y que todos digan: «ése fue el que llegó a mil» (y el que le respondió a mil ciento ochenta y uno).

Juegos de palabras 2006

1350 A mil ciento ochenta y uno,
llegaron con gran esfuerzo;
yo les juro que no miento.
¡Aseguro que esto es cierto!
Por eso estoy escribiendo,
un poco más de la cuenta,
para poder arribar,
a un mil trescientos cincuenta.
Luís Ernesto Carelli,
El «nono Lolo»
(Argentina). 2006
1.470 Nunca es más de la cuenta
si se trata de agregar
y yo voy a demostrar
que solamente acierta
aquel que llegue a contar
las mil cuatrocientas setenta.
Marcelino Fernández, «Matelogos»
(Manises, Valencia, España). 2006
1.690 Son en las pampas «Payadas»,
en Cuba, «Puntos Cubanos»,
y en otros sitios lejanos
como en Canarias, soleada,
las «Décimas» son cantadas
y siguiendo así en la cuenta
de este verso que aparenta
no hundirse en el desaliento,
llegué ya a los mil seiscientos...
a mil seiscientos noventa.
Roberto
(Las Palmas de Gran Canaria, España). 2006

1.900 Parece que es contagioso
seguir frases que refieren
y algún esfuerzo requieren
para salir bien airoso,
más aún lleno de gozo
el que esto aquí perpetra,
actuando como un obstetra
¡un parto! ¡Mil novecientas!
coligen así estas cuentas
contando letra por letra.
2.000

  Cien letras yo necesito,
cien gotas para los mares
de palabras ejemplares,
que, sumadas despacito,
conducen a dos millares.

2.200   La frase autorreferente
me tiene comido el coco,
el tiempo parece poco.
¡Qué cosa más absorbente!
¡Ocupa toda mi mente!
A curarme yo me apunto,
o seré pronto un difunto.
¡No es igual ocho que ochenta!
¿Las letras? dos mil doscientas.
Incorregible, barrunto.
2.400 Roberto arrancó mundano,
en este arte de payar,
¡no por mucho madrugar
amanece mas temprano!
Y juntando nuestras manos,
en este canto sincero,
contrapunto verdadero,
¡créanme que así lo siento!
A los dos mil cuatrocientos
llegamos con mucho esmero.
Luís Ernesto Carelli,
El «nono Lolo»
(Argentina). 2006
2.607 Veinticinco de argentino
y tres décadas canario,
alabo el abecedario
perdiendo a veces el tino
como el que abusa del vino
más, abstemio me confieso.
¡Debo contar ex profeso
si a dos mil seiscientas llego!
Y otras siete, desde luego.
Llegué, sin nada de exceso.
Roberto
(Las Palmas de Gran Canaria, España). 2006
2.815 Al cantador de payadas
y al certero decimista,
envidio a estos repentistas
que buscando entre la nada
sacan la mejor tajada
como saben ellos mismos.
Combinan letra y guarismos
y veloces como un lince:
«Dos mil ochocientas quince»
afirman con su empirismo.
3.000 A tres mil sigo derecho,
no deseo monopolio
mas llevo en el portafolio,
lo digo sacando pecho,
estos versos ahora hechos
con todo mi corazón,
nada le quita razón
a lo que aquí yo relato
¡póngase a contar un rato
a ver si tres mil no son!
3.200 A tres mil llegó Roberto,
¡va mi felicitación!
Yo pido mucha atención,
esto es puramente cierto,
yo, para nada, estoy «muerto»,
y acá, en este momento,
¡no lo tomen como «cuento»!
ni nada que se parezca,
no quiero armar una gresca.
llegué a los tres mil doscientos.
Luís Ernesto Carelli,
El «nono Lolo»
(Argentina). 2006
3.400 Ahora estamos payando,
Canarias con Argentina,
el camino se ilumina,
y décimas van pasando.
Y yo estoy esperando,
que Roberto me conteste,
(espero no le moleste)
¡voy por tres mil cuatrocientos!
¿Hasta los tres mil seiscientos,
tanto será lo que cueste?
3.607 Quien estas letras ensaya
y pretende hacer un verso
admira a quien sin esfuerzo
en natural atalaya,
así como vive, paya,
sin cometer ningún fallo
¡y en menos que canta un gallo!
Son tres mil seiscientas siete,
proclama y sale del brete.
¡Yo lo alabo y no lo callo!
Roberto
(Las Palmas de Gran Canaria, España). 2006

 

 

3.817

Acepto el reto al orive
de palabras, que es el «nono»,
no sirve más que de abono
para quien esto suscribe
ya que lucha mientras vive
y con fuerzas acomete
sin que acuda al firulete
va y suelta en plan campechano:
tres mil son, señor «decano»
y ochocientas diecisiete.
4.000 Lo de «decano» aparece
en honor al «nono Lolo»,
no recurro a protocolo
que por mí, se lo merece.
Esto en verdad obedece
a que «nono» es abuelo,
por lo menos en su suelo
y en origen, italiano,
cuatro mil son, piano, piano.
Y te cae a ti el mochuelo.
4.200 No soy muy buen payador,
ni un decimista de menta,
ya usted se habrá dado cuenta,
¡soy sólo humilde cantor!
Y le agradezco el honor,
inmerecido en verdad,
y es la pura realidad,
vea que es lo que comento,
¡y aquí cuatro mil doscientos!
después una eternidad.
Luís Ernesto Carelli,
El «nono Lolo»
(Argentina). 2006
4.400 Tano por parte del viejo,
y por mi madre ni le cuento,
ya lo haré en otros momentos,
el asunto es muy complejo.
Mezcla de razas, canejo,
fundidas todas en mí,
créame que esto es así,
no piense que estoy senil,
cuatro con cuatro por mil
justito han caído aquí.
4.600 «Nono Lolo» es por un juego,
que armó Iván, un snarkiano,
y a quien hoy engalano,
por hacer algo muy nuevo.
Y mas ahora le ruego,
que continuemos payando,
y los versos aumentando,
y sepa que así lo siento,
a los cuatro mil seiscientos,
de a poco vamos llegando.
4.796 No se si será un desliz
el no responderme presto
achacable a Luís Ernesto,
o por Don Francisco Briz,
que extasiado y muy feliz
por ver su página activa,
su mente queda cautiva
y alelado, ya lo veis.
Cuatro, siete, nueve, seis,
¡Juegos de palabras viva!
Roberto
(Las Palmas de Gran Canaria, España). 2006

5.000 Cualquier frase, aun pueril,
merece toda alabanza
pues con sus letras avanza,
(no es necesario ir por mil).
Y en actividad febril,
o marchando con pasitos,
por meta está el infinito
y si apuntas bien certero:
Cinco, cero, cero, y cero.
Ya aportas otros granitos.
5.205 No pongo a Dios por testigo
pues creyente yo no soy,
pero confieso que voy
con cuidado en lo que digo,
pues en el fondo lo abrigo,
de no cometer maldades
diciendo solo verdades.
Y quien piense que yo miento.
son cinco mil doscientos
con otras cinco unidades.
5.407 Si aquí yo tengo esperando
una extensa retahíla,
vayan poniéndose en fila
que les iré contestando.
Pero no me digan cuando
pues ando, de tiempo, escaso,
continuaré dando pasos
y empujando cual ariete:
Cinco, cuatro, cero y siete
yo sumo en este parnaso.
5.600 En afán de saludar,
a un gran payador canario,
mi mejor vocabulario,
aquí le quiero entregar,
Y estas décimas rimar,
dejando todo mi afecto.
Brindándole mis respetos,
y esto es muy verdadero,
cinco y seis y doble cero,
forman un lindo cuarteto.
Luís Ernesto Carelli,
El «nono Lolo»
(Argentina). 2006
5.800 Admiro profundamente,
a quien en esto «se prende»,
ya que tan solo depende,
de si mismo, solamente.
Verá que no son frecuentes,
contrapuntos en payadas,
la cosa es complicada,
y suele dejar lamentos,
son cinco mil y ochocientos,
nuestro punto de llegada.
6.000 No somos ni López Terra,
Marchesini o Socodato,
sólo pasamos un rato,
contando de nuestra tierra,
del amor y de la guerra,
también de otras menudencias,
y rimando con paciencia,
y con voz muy varonil,
decimos: ¡ya son seis mil!,
y esto no es ninguna ciencia.
6.200 Y le dejo esta cuestión,
al gran amigo Roberto,
yo quiero saber si es cierto,
o es una equivocación.
No quiero hacer papelón,
tampoco desencajar,
y yo le quiero preguntar,
justito en estos momentos:
¿serán los seis mil doscientos
buen momento pa' parar?
6.613 Una nueva aplicación
se ha incorporado a la red,
si quiere saberlo usted
le digo en esta ocasión
que avisando cual un gong,
que hay respuesta irresoluta,
nos envía tan pronto un mail.
¿Actuará de guarda-rail
para conservar en ruta
esta encomiable disputa?

Debo confirmar al punto
que esto es obra de un Hidalgo,
que yo no entro ni salgo
y no es delito presunto
que por las letras que junto
se me aplique arma letal,
pues soy persona cabal
y honrada, así lo parece.
Son seis mil seiscientas trece
Si yo no he contado mal.
Roberto
(Las Palmas de Gran Canaria, España). 2006

6.802 Tengo al «nono» abandonado
pensará que yo lo ignoro,
se lo pido, se lo imploro
que cambie, que no es pecado
el no haberle contestado
a su ingeniosa payada.
No le puedo decir nada
sólo dedicarte a vos
el seis, ocho, cero, y dos
en una sola tacada.
6.988 Tenemos igual idioma
en este lado y el otro,
lo que aquí se llama «potro»
allá es «flete» para doma,
«acá» es «aquí» y por «toma»
en España se usa «coge»
y por más que se le antoje
«moreno» es ahí «morocho»,
seis, nueve, ocho y ocho.
¿Quien da más? El que se moje.
7.190 Y siguiendo en comparar
la «falda» se hace «pollera»
las «bragas» «bombachas» fuera,
fuera de «ser» no «quitar»,
no se vaya a equivocar
creyéndome quien no soy,
pues si por algo aquí estoy
es por hacer buenas cuentas:
siete mil ciento noventa,
es lo que me sale y doy.
7.400 De ambas puntas de la orilla,
a dos lados de los mares,
relatamos los pesares,
también contamos las guillas.
La vida no se mancilla
siguiendo el camino recto,
debe ser lo predilecto.
Llegando a siete millares
y otros cuatro centenares,
sin sumar más. Es perfecto.
7.607 Creo llegado el momento
de que empiece un intervalo.
Lo que dice el «Nono» avalo
sin poner impedimento.
Ambos ponemos acento
de continuar en la senda
rehuyendo de la prebenda.
Ya los millares son siete
y seiscientos. ¡Rechupete!
Más siete; no admite enmienda.
8.000 Yo le agradezco su aval,
y la confianza dispensada,
lo que digo no es pavada,
y es cuestión fundamental.
Tiene razón al final,
si es que se refiere al siete.
Y... es número meterete,
ya que está por todos lados,
siempre caerá acomodado,
vea: siete, los jinetes,
aquellas plagas letales,
y hasta el agente secreto.
Dicho con todo respeto:
los pecados capitales,
los siete enanos cordiales,
de la semana los días,
para nada es brujería:
en luna llena, lobizón,
los años de la comezón,
y aquí ocho mil habrían.
Luís Ernesto Carelli,
El «nono Lolo»
(Argentina). 2006
8.200 Y atrás quedó el «numerito»,
cabalístico y mundano,
por ocho millares vamos,
y avanzando de a poquito.
También cantando bajito,
y con total sentimiento,
ahora en este momento,
¡y no es que en todo me fije!,
¿ocho millares, yo dije?
¡si! agregándole doscientos.
8.400 A diez mil nos acercamos,
sin prisa pero sin pausa,
creemos justa la causa,
por eso aquí estamos.
Nuestras coplas regalamos,
nos queda un camino incierto,
mas llegarán los aciertos,
y serán muy duraderos,
ocho, cuatro, cero y cero,
aquí le dejo a Roberto.
8.590 Aprovechando un descuido,
el amigo Ernesto, Luís
lo hace en el menor tris
¡Me lo tengo merecido!
El seis y ocho mil perdidos
a siete mil ya no fui.
Mejor creo que es así
para seguir con la tienta,
ocho mil cinco y noventa
es lo que les dejo aquí.
Roberto
(Las Palmas de Gran Canaria, España). 2006

8.800 Luís Ernesto aquí se cuela,
su nombre es de culebrón.
Requiere una explicación:
culebrón: telenovela
más quien esto a ti revela
debe andarse muy despacio
porque por segundo, Horacio
a mi me han denominado.
Cuento ocho mil por un lado
y ochocientos, sin solacio.
8.992 Más debo decirles que
hay otro que no se escapa
ni adherido cual la lapa,
de esto puedo yo dar fe.
Un tal Francisco José
que jugando con ventaja
es quien reparte baraja.
Ocho mil él certifica,
novecientas más aplica
y noventa y dos, si encaja.
9.207 Francisco a sí se profiere
¿por qué me he metido en esto?
No hablo por Luís Ernesto
aunque seguro se adhiere,
está aquí sólo quien quiere,
sin tener obligaciones
ni excesivas pretensiones,
con amor por herramienta.
Son nueve mil doscientas
y otras siete las razones.
9.400 El amigo «nono Lolo»
en un correo privado
avisa que ha llegado
su momento de abandono,
por laboro, sin encono,
lo comprendo, yo lo afianzo,
primero son los garbanzos
luego, entretenimiento.
Ya nueve mil cuatrocientos
y por él mi brindis lanzo.
9.800 Estoy junto a vos brindando,
y con Francisco también,
sumando cien, más cien, más cien,
estamos casi llegando.
Algo triste estoy payando,
y no creo estar muy loco,
no quiero asumir tampoco,
que las cosas van y van,
¡con razón dice el refrán,
que lo bueno dura poco!

Por un tiempo es mi partida,
por «laburo» y otros temas,
no son graves los problemas,
y es corta la despedida.
Fue cosa muy divertida,
muy prontito volveré,
con todo regresaré,
es así que lo presiento,
en nueve mil ochocientos,
justo, justo, me planté.

Luís Ernesto Carelli,
El «nono Lolo»
(Argentina). 2006
10.000 Coronamos ya la meta
con singular armonía
y con profunda alegría,
desde la «a» hasta la «zeta»,
con los versos cual piqueta
contra torres de marfil,
el «Nono», que no es senil,
con Roberto en las Canarias,
en compaña extraordinaria,
llegan juntos a ¡DIEZ MIL!
Roberto
(Las Palmas de Gran Canaria, España)
y
Luís Ernesto Carelli,
El «nono Lolo»
(Argentina).
2006
10.200 Aquí yo sigo en la brega,
me quedé sin un dipolo,
se retiró el «Nono Lolo»
ausente de la refriega.
Yo me di con toda entrega
a esta lid igualitaria
y contra la gripe aviaria
yo combato y aquí lucho.
Diez mil doscientas no es mucho,
cuento solo como un paria.
Roberto
(Las Palmas de Gran Canaria, España). 2006

10.400 Ahora vamos de deportes:
ante la ausencia del «Lolo»
me quedé jugando solo,
no digo que no me importe,
más perdería mi Norte
y en lugar de un buen pin-pon
es un suplicio el frontón
que me aturde y que me lía
¿habrá cosa más impía?
Diez mil cuatrocientas son.
10.600 Quien quiera participar
por aquí metiendo baza,
si no es veloz y se atrasa
no tiene más que esperar
o buscar solo un lugar
en esta sana porfía,
no es el último quien ría
mejor, por purgar la afrenta.
Estas son diez mil seiscientas
que lleva la suma mía.
10.802 Mientras, así continúo
en esta suerte de envite,
a ver si alguien sale al quite
y que esto parezca un dúo.
Lo digo, no lo insinúo
porque llegado el momento
me encontrará siempre atento.
Diez con ocho, cero y dos
¡ejém! que me da la tos.
Esto sí que va en aumento.
11.000 ¿Resultaré un egoísta
si al dirimir cualquier lance
intento que el mismo alcance
un alto punto de vista?
No quiero ser narcisista
hablando siempre de mí,
este género es así:
sin esconder el orgullo
cada cual cuenta lo suyo,
y once mil letras aquí.
Roberto
(Las Palmas de Gran Canaria, España). 2006

11.212 ¿Quién pretende abandonar
esto en lo que estoy inmerso?
¿Qué va a ser del universo
si aparcamos el payar?
No queda más que aguantar,
persisto en esto errabundo,
no es por resultar facundo
más si por llenar de goce,
once mil doscientas doce
y ya hemos salvado el mundo.
11.420 ¡Qué fácil solucionamos
los conflictos mundanales!
¡Ojalá fueran reales
sin precisar de reclamos!
¿Y si todos lo arreglamos
eliminando injusticias?
¿Podrá haber mejor noticia?
Tanto como que se cuente:
once mil, cuatro con veinte.
No lo tachen de estulticia.
11.640 No pretendía este combate
a ninguno dejar fuera,
intervenga aquí quien quiera
aunque parezca un dislate,
pues lo que aquí se debate
tiene propio responsable,
que con paciencia impecable
once millares ya cuenta
y otras seiscientas cuarenta
y es Francisco tan amable.
11.846 Por lo tanto yo he seguido
haciendo aquí un lugarejo.
Antes de llegar a viejo
y olvidarme a que he venido
creo que tendrá sentido
que a contarlo no os gastéis.
Las unidades son seis
más cuatro son las decenas
con otras ocho centenas
y once millares, ya veis.
Roberto
(Las Palmas de Gran Canaria, España). 2006

12.237 En loor de multitudes
Me reciben con ardor
(porque es «loor» y no «olor»
aunque hay similitudes).
Me provocan inquietudes
mostrando cierta indolencia
y en el verbo su carencia
el que usa así la lengua.
El espacio ya me mengua
para las cifras, paciencia.

No pueden tener «placét».
Yo defiendo el castellano
y lo dice muy ufano:
«Lo he leído en Internet».
Parece que usa bidet
para lavarse con él
de donde salen, ¡qué cruel!
sus ideas y pensamientos.
Dejo doce mil doscientos
treinta y siete. ¡Qué nivel!

12.440 Por querer abarcar mucho
me he comido yo un acento
y me quedó un esperpento,
en mi cabeza lo escucho.
En esto no estoy muy ducho
y me aqueja a mi un dolor.
- Dígame señor doctor,
después de contar cuarenta
más doce mil cuatrocientas
¿Qué es peor «plácet» u «olor»?
12.835 Me vienen los pensamientos
estando bajo la ducha
y en mi cabeza se escucha
una voz con sentimiento
y llegado ese momento
de hacerlo una realidad,
no resiste la humedad
ningún cartón o papel
para escribirle yo en él
las doce mil de verdad,
que vienen acompañadas
de otras ochocientas más.
No sé si será falaz
decir que es una machada
o hacer como que si nada
de importancia le deviene.
Otras treinta y cinco tiene
más no se cual prescindir,
si de la acción de escribir
o del acto de la higiene.
Roberto
(Las Palmas de Gran Canaria, España). 2006

13.048 Quiero seguir en la brecha
trabajando como un mulo,
lo digo serio, no es bulo.
Andar con mi estampa arrecha,
con mi salud no maltrecha,
ni sentirme nunca pocho.
¿Qué rima más que un bizcocho?
No hace falta ser muy listo
ni tampoco darse el pisto:
trece mil cuarenta y ocho.
13.250 Yo sólo pido una cosa,
lo digo con mucho aplomo:
Esto irá por varios tomos
de seguir así la glosa.
Y espero sea generosa,
por hacerme yo el mentor,
que don Francisco, un señor,
compartirá las cincuenta
mas las trece mil doscientas
de los derechos de autor.
XIII CDXL Más difícil todavía
será actuar como paganos
y usar números romanos.
Producirá algarabía
si con esta estrofa mía
conseguirlo yo lo intento
ya que persiste irredento.
Equis, I, I, I, con raya
Ce, De, Equis, Ele, ¡vaya!
Digo aquí, sin aspaviento.
13.655 El que acude aquí a esta brega
buen sentimiento denota
pues aquí elevamos cota,
con denuedo y con entrega.
Nadie con ofensas llega
y si alguien siente herida,
de todos es consabida
que hay mala interpretación.
Trece mil seiscientas con
cincuenta y cinco añadidas.
13.857 A trece mil ochocientas
cincuenta y siete yo quiero
arribar con lapicero
y con papel a las cuentas,
con dedos por herramientas
para cumplir la faena,
llegando en forma serena
a lograr el objetivo
que de modo progresivo
de letras llena esta escena.
14.063 Si se dice algo con brillo,
es decir, algo brillante,
en Canarias es bastante
para encajar, cual bolillo,
decir «¡arráyate un millo!»
Millo es maíz para gallo,
que veloces como un rayo
tantean en juegos de mesa.
Catorce mil ya son esas
con sesenta y tres me «arrayo».
14.265 Aquí estoy, sí, nuevamente,
¿estorbo a quien mira esto?
- No. Sólo un poco molesto
(sin querer ser imprudente)
que volverás reticente
a Francisco Briz Hidalgo;
yo te echaría los galgos
por obligar con ahínco
(catorce, dos, seis y cinco)
a contar, que yo no valgo.
14.660 Por verlo solo cantar
a esta payada yo me uno
mas no encontrará ninguno
que a mí me pueda igualar.
Le puedo garantizar
por todo tiempo que he vivido
que hasta aquí yo he venido
en gran forma y, de repente,
permítame que me presente:
«El payador perseguido».

Mejores podrá encontrar
mas no hay otro como yo
¡el hombre que peor payó!
difícil de superar.
Y le puedo asegurar
(esto es lo que se comenta)
después de sacar mi cuenta,
en forma muy acertada
que es mi punto de llegada
catorce mil, seis, sesenta.
«El payador perseguido»
(ciudadano del mundo)

15.000 Al empezar a payar
yo no conocía nada
y pa' no hacer pavadas
ahí empecé a estudiar.
Las rimas a practicar,
en décimas y octavas,
la cosa no cerraba
ni nada que se parezca
y armé flor de gresca
en mi primera payada:

«Ve a llevar a "la Lulú"
a lo de la tía Lola,
la vaca mueve la cola,
la pampa tiene el ombú,
el puchero caracú,
y ruedas la bicicleta,
los militares jinetas,
y las bolas, los billares,
acá son XV millares
y esto no es una cuarteta».
15.600  ¡Lo mío fue desastroso
y no he mejorado mucho!
En esto no estoy muy ducho
ya que resulto jocoso.
Me propuse algo grandioso
para mi mejor rimar
a mis décimas armar
teniendo mucha paciencia
y con grandiosa eficiencia
números utilizar:

«Yo creo ser muy sinCERO
no andar haciendo desasTRES
como hacen esos pillasTRES
lo mismo que un aguaCERO.
Tampoco soy bolaCERO
pertenezco a los suertuDOS,
no hago como esos boluDOS
que comen cualquier bizcOCHO,
desde aquí le digo chOCHO
que le dejo mis saluDOS».

¡Malísimo está saliendo
ya se dieron cuenta todos!
Aunque yo de cualquier modo
voy a seguir insistiendo
y décimas componiendo
y buscaré un profesor
para que me haga un favor
realmente valedero.
Quince seis y doble cero
aquí quedan en su honor.
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