Del latín «dominus» = señor.
Tratamiento de respeto, hoy muy generalizado, que se antepone a los nombres masculinos de pila. Antiguamente estaba reservado a determinadas personas de elevado rango social.
El femenino es doña.
mal suena el don sin el din
Expresión familiar con que se denota que la hidalguía de la sangre o los títulos personales no suelen obtener consideración social si no están acompañados por la riqueza.
Sólo el don me ha quedado por vender, y soy tan desgraciado que no hallo nadie con necesidad dél, pues quien no le tiene por ante, le tiene por postre, como el remendón, azadón, pendón, blandón, bordón y otros así.
Francisco de Quevedo. «La vida del buscón llamado Don Pablos».
Preguntéle cómo se llamaba y adónde iba y a qué. Dijo que todos los nombres de su padre: don Toribio Rodríguez Vallejo Gómez de Ampuero y Jordán. No se vio jamás nombre tan campanudo, porque acababa en dan y empezaba en don, como son de badajo.
Francisco de Quevedo. «La vida del buscón llamado Don Pablos».
- ¿Cómo es eso?, dijo don Álvaro ¿vuestro padre tenía don?
- Sí, señor, dijo Sancho, pero teníale a la postre.
- ¿Cómo, a la postre?, replicó don Álvaro. ¿Llamábase Francisco Don, Juan Don o Diego Don?
- No, señor, dijo Sancho, sino Pedro el Remendón.
Avellaneda
Micilo: Pues ¿tu padre tenía antes don?
Gallo: Sí tenía, pero teníale al fin del nombre.
Micilo: ¿Cómo es eso?
Gallo: Llamábase Francisco Remendón. Ves allí el don al cabo.
«El Crotalón»
... los hidalgos son los que tienen algo, y quien tiene algo tiene don, hasta el algodón.
Pinheiro da Veiga. «Fastiginia»
Mas tantos los dones son
que aún las campanas los dan,
pues si tañe el sacristán,
pronuncia dan, dan, don, don.
Y si dan don, desde hoy quiero
un don, aunque sea trabajo;
que un don dado de un badajo,
bien está en un majadero.
Tirso de Molina. «Averígüelo Vargas»
Pretendí que un remendón
un zapato me cosiera,
y porque de balde fuera,
le puse al principio el don.
Guillén de Castro. «Pretender con pobreza»