En este texto de Maite Alonso hay doce palabras escondidas, todas son nombres propios de varón. No hay hipocorísticos. Búsquelas. Si no las encuentra pídanos la solución.
El domingo estaba en este banco sentada con una amiga, cuando alguien dijo: sé quién eres. Y me tendió la mano. Lo saludé temerosa y no me quise acercar. Los pájaros cantaban sus locas tonadas y con sus trinos cargaban el ambiente. Observé que mi amiga Mari no se sorprendía y seguía con su labor. Jamás la había visto tan tranquila. Para remate, olvidé en el banco el temario de mi examen.
En este texto de Maite Alonso, hay doce palabras escondidas, todas son nombres de flores. Búsquelas. Si no las encuentra pídanos la solución.
Mi amiga Celi viene a cenar dos veces por semana. Siempre sabe cómo contagiar alegría cuando aparece con sus vestidos de tul. Ipanema es su ciudad natal. El otro día yo estaba ocupada liando las croquetas cuando llegó. Ella, como una loca, me liaba todas a la vez mientras bailaba al son de la música. La verdad es que bailando es muy airosa. Al final, más que croquetas, aquello parecía un pelotón. También le gusta mucho a Celi la pintura. Precisamente traía su última adquisición en un papel de estraza: ha recibido un cuadro que compró en una subasta. Yo, por mirarlo, me clavé los dos tenedores que estaba usando. «Al final, he liado una buena», dijo ella.
En este texto de Maite Alonso hay once palabras escondidas, todas son nombres de cosas que se pueden encontrar en la cocina. Búsquelas. Si no las encuentra pídanos la solución.
Cuando se trata de comer en casa, yo nunca zozobro. Pero si salgo por ahí, sí que me paro a pensar. Tengo un amigo con el que voy a comer algunos días. El otro día en un restaurante, mi amigo me cogió una mano platónicamente y con la otra, por delante de mi vaso, puso un collar en la mesa. Le rogué que me soltara y en ese momento vino el camarero a servirnos la espuma de rábanos. Este amigo tiene veraneando a su familia y no me pareció bien que pudiera haber malentendidos. Este tipo de cosas a veces se escapan. Era sólo un gesto de amistad, según me dijo.