La Línea Internacional de Cambio de Fecha.

Tomemos por ejemplo un hombre de negocios que vuela de Tokio a Nueva York para una reunión. Si el vuelo es directo y despega al mediodía, aterrizará esa misma mañana en la ciudad de destino, al otro lado de la Tierra, un poco más temprano que la  hora en que salió. Supongamos que, a su regreso, despega  de Nueva York el martes por la noche. Cuando baje del avión, unas catorce horas después, ya será jueves en  Japón. ¡Qué extraño debe de sentirse al haberse saltado un día completo!

 

Entenderemos  la necesidad de la existencia de la línea del cambio de fecha si retrocedemos al año 1522, fecha en la que la tripulación de Fernando de Magallanes completó la primera vuelta al globo  terrestre. Después de una travesía de tres años, aquellos marineros arribaron a España el domingo 7 de septiembre. Sin embargo, la fecha que indicaba su diario de navegación correspondía al sábado 6 de  septiembre. ¿Por qué la discrepancia? Porque habían viajado en la misma dirección que el Sol, de modo que habían presenciado un amanecer menos que el pueblo español.

 

El escritor Julio Verne se valió del fenómeno opuesto para darle un giro a la trama de su novela La vuelta  al mundo en ochenta días . En ella, el protagonista debe completar la vuelta a la Tierra en dicho período de tiempo si quiere ganar una gran suma de dinero. Al concluir la aventura, sin embargo, llega a casa decepcionado: ha perdido la cuantiosa apuesta por llegar justo un día después, o al menos eso cree. Queda estupefacto al enterarse de que, en realidad, ha cumplido con el plazo. Como explica el libro, Phileas Fogg había ganado, sin darse cuenta, un día sobre su itinerario, porque había dado la  vuelta al mundo yendo hacia el este".

 

En 1884, en vista de la confusión en torno a la medición del tiempo, representantes de veinticinco naciones celebraron en la ciudad de Washington la Convención Internacional del Meridiano Origen. El planeta se dividió en veinticuatro husos horarios y se acordó un meridiano cero: la línea de longitud que pasa por Greenwich. El  punto lógico para fijar la línea internacional de cambio de fecha parecía ser justo el meridiano opuesto  al de Greenwich, es decir, el que se halla doce husos horarios  hacia el este o hacia el oeste. Aunque no se adoptó oficialmente en la convención de 1884, se fue aceptando el meridiano 180° como la demarcación adecuada, debido a que no atravesaba ningún continente. ¿Podemos imaginar  la confusión que resultaría si fuese domingo en  una mitad de la nación donde vivimos, y lunes en la otra?.

Aunque tal cosa sí ocurre. Podríamos tener un pie en el jueves y otro en el viernes si estamos sobre la Línea Internacional de Cambio Horario.

Afortunadamente se sitúa sobre el Pacífico y no afecta a ningún país en concreto.

De cualquier manera, un avión muy rápido si podría transportarnos al día anterior o posterior.

Si consultamos un atlas mundial o un globo terrestre, localizaremos el meridiano 180° al oeste de Hawai. Notaremos de inmediato que la línea internacional de cambio de fecha no coincide exactamente con el meridiano, sino que se quiebra en zigzag por el océano Pacífico, salvando por completo las masas de tierra.

 

Con  la intención de aclarar la diferencia de un día más o un día menos al cruzar la raya, imaginemos que navegamos alrededor del planeta en dirección este. Tal vez no nos percatemos de ello, pero por cada huso horario que crucemos, ganamos una hora, y cuando por fin rodeemos toda la Tierra, habremos atravesado veinticuatro husos horarios.  Si no existiera la línea internacional de cambio de fecha, llegaríamos al punto de partida un día antes de la fecha local; la línea corrige tal discrepancia. Un poco confuso ¿verdad?.

PARA SABER MÁS:

http://www.geocities.com/CapeCanaveral/Launchpad/2921/navegacion.htm

http://www.pntic.mec.es/recursos/secundaria/matematicas/instrum.htm