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    La cigüeña bebe de su alcudia, mientras la zorra muerta de hambre la mira desconsolada

    La zorra lame su plato de gachas, mientras la cigüeña observa atenta

    La cigüeña vuela hacia los cielos mientras la zorra intenta atraparla.

 

 

 

    Erase una vez en una dehesa manchega dos viejas vecinas que se amaban tanto como odiaban. Su rencor y envidia era continuo. Siempre estaba en guerra una con la otra o la otra con la una. Y de esta guisa se temía que acabaran pero que muy mal.

    Un buen día doña cigüeña decidió convidar a doña zorra a un buen almuerzo para zanjar sus más y sus menos o al menos eso es lo que parecía.

    - Buenos días doña zorra, le invito a usted a probar un aceite exquisito que tengo allá en mi nido -dijo la cigüeña.
    - Con mucho gusto iré -contestó la zorra.

    Dicho y hecho ambas acordaron lugar y hora. Tanto disgusto se llevo doña zorra como hambre al ver que su anfitriona le tenía preparado aquel divino aceite en una Alcudia. Recipiente con boca estrecha y alargada por donde si podía meter el pico doña cigüeña y saborearlo. Pero doña zorra lo único que podía lamer eran las gotas que escurrían por la boquilla tras beber doña cigüeña. Tal fue su enfado y resignación que decidió devolver el golpe a su vecina:

    - Buenos días doña cigüeña, le invito a usted a probar unas gachas exquisitas que tengo allá en mi madriguera.
    - Con mucho gusto iré -contestó la cigüeña.

    Dicho y hecho ambas acordaron lugar y hora. Con la mismo moneda le pagó y la pobre cigüeña lo único que se llevó fue el pico afilado. Ya que no paro de picar por uno y otro lado ese divino manjar que su querida vecina le había servido en un plato llano. Dos lametazos le supuso a la zorra limpiar aquel plato lleno de gachas. Mientras que la pobre cigüeña intento e intento pero que en ayunas se marchó.
    -Esto no quedará así -dijo doña cigüeña.

    Días después doña cigüeña se presentó en casa de doña zorra. Con el propósito de invitarla a una boda.

    - Buenos días doña zorra, le convido a usted a una boda en el cielo. Me han dicho que habrá ricos manjares y bebida para todos los comensales.

    La zorra dudaba pero su hambre la convenció.

    - Con mucho gusto iré -dijo la zorra. Dicho y hecho ambas acordaron lugar y hora.

    Una vez juntas la zorra le preguntó:
    - ¿Como llegaré a la boda en el cielo si no sé volar?
    - Súbete encima mía que yo te llevo -contestó la cigüeña.

    La zorra se subió y emprendieron el vuelo. ¡Pobre de ella! como temblaba cuando veía alejarse el suelo mientras preguntaba:

    - ¿Queda mucho para llegar?
    - Un rato que esta lejos -contestó la cigüeña. Así la cigüeña subió y subió hasta que se dejo de ver el suelo. Entonces doña cigüeña dijo:
    - Doña zorra debe usted tener pulgas pues me pica la espalda. Agárrese fuerte que me voy a sacudir para arrascarme.
    Entonces doña cigüeña empezó a dar tumbos y a hacer piruetas hasta que doña zorra se soltó y cayó al vacío. Cada vez veía la tierra mas cerca y mas cerca nuestra amiga mientras se la mentaba y decía:
    - ¡Si de esta salgo y no me muero, no quiero mas bodas en el cielo!

    ¡FIN!

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  • LA ZORRA Y LA CIGÜEÑA