Hace unos 2.000 millones de
años (2.000 m.a.), los primeros seres vivos
comenzaron a colonizar el Planeta. Desde ese
momento hasta nuestros días, un gran número
de especies distintas han aparecido y otras
han desaparecido. Algunas de las especies
desaparecidas nos han dejado rastros de su
vida. Eso es lo que llamamos fósiles.
Un fósil es un resto de un
ser vivo o de su actividad, que ha quedado
incluido dentro de rocas sedimentarias.
La Paleontología es la
ciencia que estudia los fósiles. Los fósiles
pueden tener un origen animal o vegetal,
pero lo que llega hasta nosotros son las
partes duras que componen el ser vivo, por
ejemplo, un hueso o las nerviaciones de una
hoja. También se han encontrado restos de la
actividad de los seres vivos, como las
pisadas de los dinosaurios.
El proceso que sufre un ser
vivo para transformarse en fósil se denomina
fosilización.
Fósiles guía
Algunos seres vivos lograron
colonizar grandes extensiones y vivieron
durante breves periodos de tiempo. Los
fósiles formados a partir de este tipo de
seres vivos se les conoce como fósil guía o
fósil característico. Estos fósiles se
utilizan para relacionar rocas con un
determinado tiempo geológico. Por ejemplo,
los dinosaurios vivieron durante el
Jurásico, hace 195 m.a. Si dentro de una
roca encontramos un fragmento de dinosaurio,
eso significa que la roca tendrá la
antigüedad de 195 m.a. Además, sirve para
establecer la cronología relativa
entre rocas. Cuando se comparan dos rocas
con fósiles, la más antigua será aquella que
contenga el fósil más antiguo.
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