Los seres vivos somos unos grandes constructores
de rocas.
Además del carbón y del petróleo, la mayoría
de las rocas carbonatadas tienen su origen
en los seres vivos. El carbonato no se disuelve
en el agua de mar, por lo que los animales
marinos tienen sus caparazones, valvas,
exoesqueletos, etc. de este material. Cuando
mueren, estas partes duras caen al fondo
y forman las rocas carbonatadas, como la
caliza.
Si observas una roca caliza verás que suele
tener fósiles. Si la miras al microscopio
se ven multitud de ellos.
¿Has visto los arrecifes de coral? ¿Y los
atolones? Pues son islas formadas, exclusivamente,
por colonias de seres vivos (los corales
son animales invertebrados que viven unidos
los unos a los otros por un esqueleto externo
de carbonato cálcico).
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