Lee con atención estos textos: # 1 | #2

# 1

Sigue leyendo No soy un libro

El accidente que hizo desplomarse mi unidad me ha dejado perdido y apresado en este objeto del que no puedo salir, pero no soy un libro, soy un ser pensante, como tú, aunque todos los elementos que me componen difieran absolutamente de los que te componen a ti.

Tengo habilidades y conocimientos que superan a los tuyos porque mi especie es mucho más antigua que la tuya, y está muy perfeccionada, pero ahora me encuentro inerme y te necesito.

Lo que ha sucedido es resultado de un terrible error que puede destruirnos a todos.

 José María Merino

 

# 2

(..) Decidí ir a ver a Laura, pese a los peligros de caminar por aquellas calles inestables y, al atravesar el descampado, un grupo de chicos de mi calle me llamó para que me uniera a ellos. Estaban escondidos junto a unos arbustos, intentando cazar libros con escopetas de aire (o de aie) y tirachinas (o tiachinas). Me quedé un rato y vimos pasar varios volúmenes grandes, pero volaban demasiado alto. Por fin, cuando ya había decidido retirarme, apareció un libro pequeño, del tamaño de un diccionario escolar, que, separándose del grupo en el que iba, bajó a tierra y se colocó a unos metros de nosotros. Todo el mundo dejó de respirar mientras las armas apuntaban en dirección al libro. Quienes no tenían escopetas ni tirachinas cogieron piedras y, cuando sonó el primer disparo, que acertó de lleno en el lomo del volumen, una lluvia de proyectiles lo sepultó en cuestión de segundos. Saltamos fuera de los arbustos y el que llevaba la voz cantante cogió el libro, que se trataba en efecto de un diccionario, y le sacó las vísceras con la maestría con que los pescadores limpian un pez o los carniceros despiezan un ave. El suelo se llenó en seguida de conjunciones, artículos, preposiciones, y otras partículas menudas que todos despreciaron ávidos de palabras con un significado propio. Aquellas personas que tantas dificultades habían tenido en el colegio con la gramática separaban ahora los sustantivos de los adjetivos y los verbos de los adverbios con una destreza sorprendente. Los términos más valorados eran los sustantivos (los concretos muy por encima de los abstractos). El adverbio era algo así como el hígado de un animal: una rareza gastronómica por la que nadie estaba dispuesto a pelear. En cuatro minutos se habían repartido el libro abandonado en el suelo sus tapas junto a las palabras que consideraron no aprovechables, sobre las que se depositaron rápidamente las moscas, con la misma disposición con que atacaban un trozo de carne descompuesta. A mí, aunque no había participado en la captura, me dijeron un par de pronombres, uno es masculino y otro femenino, explicándome que podía ponerlos en lugar del sustantivo que quisiera. Por lo visto, sin ser tan eficaces como el nombre al que sustituían, realizaban sus funciones con semejante eficacia. Entendí que era algo así como utilizar una cuerda cuando no se tiene cinturón, de modo que los guardé en el bolsillo y me retiré disimuladamente del grupo para ir en busca de Laura (...).

 MILLÁS, Juan José: El orden alfabético, Ed. Alfaguara