Amenazaba tormenta.
El trueno
sonó su ronco estampido.
La calle
quedó desierta.
El rayo rasgó el cielo e iluminó por un momento la oscuridad creciente.
Ráfagas de viento
abrieron y cerraron de golpe puertas y ventanas.
El viento se
calmó y cayeron gruesos goterones.
La calle se
convirtió en un arroyo que arrastraba objetos.