El autor y Platero encontraron a una niña a la que se le había atascado la carretilla en el barro. El débil burrito que tiraba de ella no podía sacarla. El poeta enganchó a Platero a la carretilla y la sacó del atolladero. La niña se puso muy contenta y le regaló dos naranjas al poeta. Éste dio una a cada borrico.