Muchas veces el entendimiento entre padres e hijos no es sencillo. Esto se debe a varias causas. Por un lado está la diferencia de edad: no se ve la vida igual a los doce que a los treinta y cinco. Además, los padres tienen una preocupación lógica por sus hijos, derivada del amor que sienten por ellos. Pero los hijos necesitan independizarse poco a poco del cuidado de sus padres. Sólo de ese modo desarrollarán su propia personalidad. Lo curioso es que este enfrentamiento se viene produciendo desde que el mundo es mundo.