El poema original es así:

Saldré de amanecida
a
beberme el rocío de las flores,
a
morder los tallos verdes de los juncos
para sentir en los
dientes
el ácido
sabor de la vida.
Hundiré las
manos
en el
agua de los arroyos
y,
descalza,
caminaré sobre la
yerba para sentirme joven,
inocente y perfecta,
como en otras
edades lo fui.
El
sol dormirá todavía.
Por
Oriente,
irá levantándose su
cáliz de oro.
Todo en torno mío
se
vestirá de dulces galas primaverales.
Iré
sola y sin nada,
desnuda de riquezas y malos pensamientos,
humildemente
alegre,
el
corazón sumiso
a la
voz misteriosa que ordena y acompaña.