-¿Y qué haces con las estrellas?
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Las administro, las cuento y las recuento -dijo el hombre de negocios-. Es difícil, ¡pero yo soy un hombre serio!
El principito no estaba satisfecho.
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Yo, si poseo un pañuelo, puedo ponerlo alrededor de mi cuello y llevármelo. Yo, si poseo una flor, puedo cortarla y llevármela. ¡Pero no puedes cortar las estrellas!