Terminada la parte teórica de la lección, colocó el profesor sobre su mesa una silla, invitándoles a dibujarla. A Irene Gal, lo de la perspectiva y el punto de vista no le parecía muy claro. En realidad, Irene Gal no había entendido una palabra, tal vez porque el esfuerzo fuera superior para su falta de preparación, o bien, esto es más seguro, porque, como le ocurría con frecuencia, estaba distraída. Así, se limitó a dibujar la silla como la veía, sin atenerse a ninguna regla.