Enhiesto
surtidor de sombra y sueño que acongojas al cielo con tu lanza. Chorro que a las estrellas casi alcanza devanando a sí mismo en loco empeño. Mástil de soledad,
prodigio isleño: Cuando te vi,
señero, dulce, firme, Como tú negra
torre de arduos filos, |