Todos iban y venían y nadie sabía
por dónde andaba.
Cada vez que iba a hablar todos le gritaban.
Unos
saltaban, otros bailaban y otros se abrazaban.
Aunque a todos curaban y
vendaban, no siempre sanaban.
Habitaban en chozas que compraban a bajo
precio.
Hasta las campanas que tocaban sonaban tristes.
El profesor
opinaba que calculabas mal y por eso te equivocabas.