240

Actividad de lectura

EL LUGAR MÁS BONITO DEL MUNDO  

            Juan es un niño muy pobre que vive con su abuela y con varios hermanos y primos más. Trabaja de limpiabotas para ayudar en casa y tiene grandes deseos de acudir al colegio, pero no se atreve a decírselo a su abuela.

            Después de un tiempo, empecé a preguntarme por qué mi abuela no me habría mandado a mí a la escuela. Y se me ocurrió pensar en que si me quisiera de verdad me habría mandado a la escuela en vez de tenerme limpiando zapatos.

            Después acabé por decirme que mi abuela era buena; que ella no tenía la culpa de tener más necesidad de dinero que yo de escuela; al final, decidí que no necesitaba la escuela para nada, que yo solo aprendería a leer.

            Preguntaba a mis clientes qué letras eran las que aparecían en los letreros de los carteles: COCA – COLA, BANCO DE GUATEMALA, OFICINAS DE TURISMO,…

Cuando se me acabaron los carteles de los alrededores, alguien me dio un periódico y los clientes me ayudaron.

            Corté el periódico y siempre llevaba una página en el bolsillo de atrás de mi pantalón cuando iba a trabajar. Poco a poco empecé a ser capaz de leerlas casi todas.

          Y finalmente decidí que no tenía más remedio que hacerlo, quiero decir, preguntarle a mi abuela lo de ir a la escuela. Le pedí a un amigo mío, Roberto, un huérfano que vive en la calle, que me guardase mi caja de limpiabotas, y me fui al mercado para hablar con la abuela.

            Se quedó muy sorprendida cuando me vio porque creía que a esa hora yo estaría trabajando.

-       ¿Qué pasa, Juan? –me preguntó.

Y yo le dije:

-       Abuela, quiero ir a la escuela.

-       ¿A la escuela? –me dijo, tan asombrada como si yo le hubiera dicho que quería irme a Marte. –No puedes ir.

-       ¡Sí que puedo! –dije yo-. Todo lo que tienes que hacer es llevarme.

Yo había pensado que si ella me decía que no, yo lo aceptaría, pero no lo hice.

-       Eres muy pequeño –me dijo-, sólo tienes cinco años.

-       Abuela, no tengo  cinco años, ¡tengo siete!

Éramos tantos los que vivíamos con ella, que había perdido la cuenta de los años que yo tenía.

-       ¿Qué tienes siete? ¿Y por qué no me lo habías dicho antes? Sois muchos y no puedo acordarme de la edad que tiene cada uno; debiste habérmelo recordado en su momento.  ¿Y cuánto tiempo hace que tienes siete años?

Y me lo preguntó como si sospechase que yo le había jugado una mala pasada cumpliendo siete años.

-       Seis meses, le dije.

-       ¡Y has dejado pasar todo el tiempo sin decirme nada!

-       Era tan importante para mí que no podía hablarte de ello.

-     ¡Justamente porque es importante para ti es por lo que deberías haberme hablado de ello! –dijo la abuela-. Tienes que luchar por tus cosas, y no importa si pierdes. Lo que importa de veras es que no dejes nunca de batallar por conseguir lo que de verdad quieres.

A la mañana siguiente, cuando me vestí, no me puse mi ropa de limpiabotas, sino mi ropa más limpia, y, antes de que empezase la escuela, la abuela y yo fuimos a ver a la maestra de primero, doña Irene.

-       Quiero entrar en la escuela –le dije.

-       ¿Cuántos años tienes? –me preguntó.

-       Siete y medio.

-       Pues sí, ya tienes la edad, pero no puedes empezar ahora. Entrarás en el próximo curso –dijo doña Irene.

Me despidió con una sonrisa y se puso a mirar unos papeles que tenía sobre la mesa.

Mi abuela no se movió.

-       Tiene grandes deseos de entrar en la escuela –dijo.

Doña Irene levantó los ojos educadamente y la miró como para reprocharle que no se hubiese enterado de lo que había dicho y que no nos hubiéramos retirado ya.

-       Este chico tiene un retraso de tres meses. Los otros chicos están ya estudiando aritmética.

-       Mi nieto sabe aritmética, ha trabajado conmigo en el mercado.

-       Los otros ya empiezan a leer un poco –dijo doña Irene-. Este chico nunca podrá alcanzarlos.   

-       ¡Yo sé leer! –dije.

Saqué una página de periódico de mi bolsillo de atrás y empecé a leer en voz alta.

Doña Irene me miró muy sorprendida.

-       Bueno, en ese caso… -dijo.

Así que me admitieron en primero. Iba a la escuela desde las ocho de la mañana a las dos de la tarde. Después limpiaba zapatos.

Tenía dinero para comprar libros y cuadernos y todo lo demás  que necesitaba, porque la abuela había guardado para mí, en su caja de hierro, todo lo que había ganado como limpiabotas.

Ann Cameron “El lugar más bonito del mundo”, adaptación.

Comprueba si has comprendido

1.- ¿Por qué tendrá que trabajar un niño de siete años como Juan? .

2.- ¿Con qué ropa se vistió para ir a la escuela? la .

3.- ¿Qué causó la sorpresa de doña Irene y su cambio de actitud? que supiera .

4.- ¿Crees que esta historia puede ser real? . Explícalo.

  

5.- La abuela olvidó la edad de Juan, ¿qué te parece este olvido en una abuela?

6.- ¿Crees que Juan piensa que su abuela no se preocupa de él?

7.- El texto habla del trabajo infantil, ¿qué opinas sobre este tema?

8.- ¿Qué te parece el entusiasmo e interés que tiene Juan por aprender?

9.- ¿Qué opinas de la negativa de doña Irene de admitir a Juan? ¿Crees que es acertado dejarlo marchar porque no sabe leer ni aritmética?

10.- Da tu opinión sobre esta expresión de la abuela: “Lo que importa  de veras es que no dejes nunca de batallar para conseguir lo que de verdad quieres.”