1.1. Historia y discurso narrativo. ESO
En un texto narrativo
tendremos que distinguir entre la historia
o trama y el relato o discurso. La historia es la sucesión cronológica de acontecimientos que
suceden, mientras que el relato o discurso narrativo consta de los mismos
hechos en el orden en que el autor los da a conocer. Simplificando se suele afirmar que la
historia es lo que se cuenta y el
discurso cómo se cuenta.
Responde a la pregunta ¿qué se cuenta? Es el conjunto de hechos
narrativos en orden cronológico.
DISCURSO
NARRATIVO
Esos mismos hechos son organizados por el
autor con el fin de conseguir un sentido literario determinado.
La ordenación cronológica de los
acontecimientos puede ser manipulada, modificada de distintas formas: por
ejemplo, contar un hecho que en el orden lógico sucedió después, antes que otro
que lógicamente le hubiera precedido; presentando los acontecimientos como
recordados; contando varias veces un mismo hecho…
Veamos un par de ejemplos:
* En primer lugar un cuento de Mario
Benedetti en el que se sigue un claro orden cronológico:
Un
tal Lázaro Vélez se incorporó en su tumba, se despojó lentamente de su sudario,
abandonó el camposanto y empezó a caminar en dirección a su casa. A medida que
iba siendo reconocido, los vecinos se acercaban a abrazarlo, le daban ropas
para que cubriera su desnudez, lo felicitaban, le palmeaban la espalda huesuda.
Sin
embargo, a medida que la voz se fue corriendo, la bienvenida ya no fue tan
cálida. Un hombre que había ocupado su vacante en la sucursal de Correos, le
increpó duramente: “Tu regreso no me alegra. Vas reclamar tu puesto y quizá te lo den. O sea
que yo me quedaré en la calle. Recuerda que en mi casa tengo cinco bocas que
alimentar. Prefiero que te vayas.”
La
viuda de Lázaro Vélez, que, pasado un tiempo prudencial, se había vuelto a
casar, le incriminó: “¿Y ahora qué? ¿Acaso pretendes que me condenen por
bígama? Si quieres que sea feliz, desaparece de mi vida, por favor.”
Un
sobrino, que en su momento había heredado sus cuatro vacas y sus seis ovejas,
le reprochó airado: “No pretenderás que te devuelva lo que ahora es legalmente
mío. Vete, viejo, y no molestes más.”
Lázaro
Vélez resolvió no seguir avanzando. Más bien comenzó a retroceder, y a medida
que desandaba el camino se iba despojando de las ropas que al principio le
habían brindado.
Por
fin, un viejo amigo que le reconoció y no le reprochó nada (quizá porque nada
tenía) se acercó a preguntarle: “Y ahora, ¿a dónde irás?” Y Lázaro Vélez
respondió: “A recuperar mi sudario.”
Mario Benedetti, “Lázaro”, en Despistes y franquezas
* Un segundo texto, en el que el
orden se altera:
―No
deben impresionarte estas cosas, muchacho. Esto suele ocurrir.
El muchacho no podía
arrancar
los ojos
del caballo muerto. El caballo había muerto de repente, mientras marchaban por
el camino. El chico se hizo daño al caer. Fue curiosa la caída. El animal había
encorvado los lomos como un gato y se había ido al suelo. Al caer, el chico se
había cortado en el brazo con una piedra. La herida sangraba. Y, sin embargo,
lo único que le dolía era el espectáculo del caballo retorcido en el suelo.
Jorge Ferrer Vidal, Los caballos
Este breve cuento no se ajusta al orden cronológico, que ha sido modificado en el discurso narrativo. Las acciones que se narran son, en el orden que presenta el texto, las siguientes:
a) Un personaje aconseja o consuela a un muchacho.
b) El muchacho no puede dejar de mirar al caballo muerto.
c) El caballo murió de repente.
d) El chico se lastimó al caer.
e) El caballo se encorvó y cayó.
f) El niño se cortó.
g) Comenzó a sangrar.
h) Al muchacho le duele ver el caballo muerto.
Lee atentamente el texto e intenta realizar las actividades que proponemos.