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El gato y los ratones

La Fontaine

 

Un gato, llamado Rodilardo,

causaba entre las ratas tal estrago

y las diezmaba de tal manera

que no osaban moverse de su cueva.

Así, con tal penuria iban viviendo

que a nuestro gato, el gran Rodilardo,

no por tal lo tenían, sino por diablo.

Sucedió que un buen día en que Rodilardo

por los tejados buscaba esposa,

y mientras se entretenía con tales cosas,

reuniéronse las ratas, deliberando

qué remedio tendrían sus descalabros.

Habló así la más vieja e inteligente:

-Nuestra desgracia tiene un remedio:

¡atémosle al gato un cascabel al cuello!

Podremos prevenirnos cuando se acerque,

poniéndonos a salvo antes que llegue.

Cada cual aplaudió entusiasmada;

esa era la solución ¡estaba clara!

Mas poco a poco reaccionaron las ratas,

pues ¿cuál  iba a ser tan timorata?

¡Quién iba a atarle el cascabel al gato!

Así he visto suceder más de una vez

-y no hablo ya de ratas, sino de humanos-:

¿a quién no lo han golpeado los desengaños?

Tras deliberaciones, bellas palabras,

grandes ideas... y, en limpio, nada.

los dos gorrionesel león y el ratón

fábulas literarias

 

Mª Lourdes García Jiménez